En su última intervención como ministro de Sanidad, Salvador Illa se mostraba orgulloso al asegurar que España estaba alcanzando la velocidad de crucero en términos de vacunación COVID. Sin embargo, parece que el ritmo en las vacunaciones en las comunidades autónomas no acaba de alcanzar el nivel esperado en un primer momento. El limitado número de dosis que llegan al país, unido al parón de la vacunación de las dosis de AstraZeneca no han hecho más que retrasar una estrategia muy ajustada. La pregunta es si se cumplirán las promesas del Gobierno de Pedro Sanchez, de conseguir el 70 por ciento de inmunización este verano.

Pero este parón en las inmunizaciones no solo puede suponer un retraso en las cifras de inmunización. La percepción de los ciudadanos ante la vacunación puede cambiar. Una consecuencia generada en parte por el alarmismo generado por unos supuestos efectos adversos de los que aún se conocen poco, o nada y que no se han registrado aparentemente en otros países donde la vacunación masiva con estas dosis es una realidad, como es el caso de Reino Unido o de Israel. Dicen que las prisas nunca son buenas, y este puede ser el mayor ejemplo. Es la Agencia Europea del Medicamento quien debe pronunciarse sobre ello.

El ritmo informativo que se ha instaurado supone un arma de doble filo. Nunca antes un medicamento o vacuna se ha enfrentado a tal escrutinio mediático

Pero el daño puede que ya esté hecho. El ritmo informativo que se ha instaurando en el último año supone un arma de doble filo. Nunca antes ningún medicamento o vacuna se ha enfrentado a tal escrutinio mediático, observando cada porcentaje de ‘eficacia’ o monitorizando cada posible reacción que los ciudadanos pudiesen tener tras la administración de la dosis. Es indudable que la transparencia es obligada en términos de salud, pero quizás es el momento de plantearse si realmente podemos hablar de transparencia cuando se adoptan y anuncian medidas incluso antes de que el organismo regulatorio pertinente se pronuncie. ¿Realmente ha sido una decisión basada en la evidencia científica disponible o ha sido el efecto contagio el que ha provocado el revuelo informativo de estos días?

En cualquier caso, es tiempo de reflexionar, de hacer un llamamiento a la calma y de seguir transmitiendo un mensaje esencial: las vacunas aprobadas y revisadas por la EMA son seguras y son eficaces. No hay tiempo que perder para alcanzar la velocidad de crucero.


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