La ministra de Sanidad, Mónica García, anunció durante en la apertura del Congreso Nacional de la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor, SEDAR, que el Ministerio de Sanidad va a crear un Grupo de Trabajo de Anestesia Verde para estudiar, analizar y dar a conocer las mejores prácticas clínicas y hospitalarias disponibles para reducir la emisión de gases anestésicos a la atmósfera.

De hecho, los gases anestésicos suponen el 3 por ciento de la huella de carbono del Sistema de Salud Británico y hasta el 40 por ciento de las emisiones directas de algunos hospitales españoles, tal y como calculó el Hospital Universitario de Cruces, en Barakaldo.

En este aspecto, Mónica García recordó que la anestesiología está para aliviar el sufrimiento y para garantizar la seguridad de las personas en sus momentos más vulnerables. Aún así y a pesar de su importancia, señaló que es fundamental en la profesión atender el impacto ambiental de la actividad, y comentó que en este grupo de trabajo estarán los profesionales y por supuesto SEDAR.

Emisiones Zero de los gases anestésicos

El cambio climático ha sido etiquetado como una gran amenaza para la sostenibilidad ambiental y la salud mundial, considerándose la crisis de salud más importante del siglo XXI. Los problemas derivados del cambio climático son inmensos, duraderos y difíciles de resolver, siendo uno de ellos la propagación de enfermedades infecciosas o la pérdida de la biodiversidad. Por ello, nuestro objetivo como sociedad debe ser frenar las emisiones de CO2 y, con ello, revertir la tendencia actual.

La industria mundial de la atención médica representa por si sola casi el 5% de los gases de efecto invernadero. El Sistema Nacional de Salud del Reino Unido contribuyó con el 4,6% de GEI emitidos en su país en 2015, India y China suponen el 5,5% de sus emisiones totales y en EE.UU., segundo mayor emisor a nivel mundial de GEI, el sector de la atención médica es el responsable del 10% del total de sus emisiones. En 2006 se promulgó la Directiva Europea de gases fluorados nº 842/2006 que tiene como objetivo reducir las emisiones actuales de este tipo de gases.

Un estudio llevado a cabo por el Hospital Universitario de Cruces en Barakaldo ha determinado que el uso de anestésicos volátiles juega un importante papel en la producción de gases de efecto invernadero y otros contaminantes ambientales que afectan de forma negativa a la salud mundial. Pero se ha demostrado que los programas para reducir los contaminantes de la anestesia en el medio ambiente son eficaces y reducen costes. Por es importante implementar programas de Emisiones Zero, como el que se creará previsiblemente con el Grupo de Trabajo anunciado por la ministra de Sanidad, con los objetivos marcados por el Pacto Verde de la Unión Europea (UE) para 2030 y ser climáticamente neutros en 2050, manteniendo la satisfacción y los resultados clínicos actuales de los pacientes quirúrgicos con una anestesia sostenible.

Efectos en la salud

Por otro lado, y en cuanto a sus efectos en la salud, la exposición a gases anestésicos es un ejemplo característico de contaminación no biológica en hospitales. La presencia de concentraciones elevadas de gases o vapores anestésicos en el aire ambiente de los quirófanos, salas de reanimación, etc., es habitual sobre todo en aquellos casos en que no se emplean medidas para evitar que ello ocurra. Los riesgos que para la salud presenta esta exposición son motivo de amplia controversia, aunque por ser técnicamente sencillo es aconsejable tomar medidas para reducir la concentración ambiental de los mismos.

En la actualidad los compuestos más utilizados son el protóxido de nitrógeno y el halotano, sobre todo por su menor toxicidad y mayor seguridad en su manejo.

El colectivo de trabajadores expuesto profesionalmente a gases anestésicos es elevado, puesto que no se trata solamente del personal especializado en anestesia, sino que también hay que considerar las otras personas que concurren en el quirófano (cirujanos, ayudantes técnicos sanitarios y auxiliares), así como a dentistas que practiquen intervenciones odontológicas, al personal de salas de partos y también a los cirujanos veterinarios. Asimismo, se detecta la presencia de gases anestésicos en salas de reanimación, exhalados por los pacientes que se hallan en recuperación después de la anestesia.

Los efectos evaluados en salud son: Aumento de abortos espontáneos en las mujeres expuestas durante o previamente al embarazo, e incluso en mujeres de hombres expuestos, aumento de malformaciones congénitas en hijos de madres expuestas, aparición de problemas hepáticos, renales y neurológicos y de, incluso, ciertos tipos de cáncer.

Soluciones

El tema de los anestésicos es por tanto un determinante que afecta a la salud humana y a la salud ambiental, por eso desde las administraciones públicas se trata de fomentar medidas que se puedan aplicar de forma eficaz y barata. Así el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo apunta que es importante “a la vista de todo lo expuesto, y aún admitiendo que es de difícil demostración todo tipo de garantías los efectos nocivos ocasionados por la exposición laboral a gases anestésicos, desde el punto de vista de la protección de la salud es un hecho cierto que se miden concentraciones de éstos en aire exhalado y fluidos biológicos, por lo que deben tomarse medidas para reducir las concentraciones ambientales de gases anestésicos residuales en los quirófanos, siempre que sea factible”.

En definitiva la presencia de gases anestésicos residuales en el aire ambiente de los quirófanos y demás lugares donde se utilizan es un hecho demostrado, dependiendo la concentración a la que se hallan de una serie de factores como son el tipo de anestesia, (si es por tubo o por máscara); el tipo de circuito, con o sin rinspiración, los flujos o concentraciones utilizadas de anestésico, los factores propios del quirófano como la ventilación, el volumen; los factores propios del instrumento como fugas, y los factores humanos del anestesista, que pueden ir desde una utilización inadecuada, una falta de mantenimiento o formación o por pura despreocupación.

La actuación sobre estos factores nos permitirá una reducción de las concentraciones presentes hasta valores bajos. Desde el punto de vista técnico, hay dos acciones básicas en este sentido: La eliminación de los gases residuales en el mismo foco de emisión mediante aspiración al vacío (scavenging) y la ventilación general del quirófano con renovación o tratamiento del aire.


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