Las medidas que han facilitado el acceso a la farmacia comunitaria durante la pandemia han sido esenciales para los pacientes. Muchos enfermos crónicos, debido a normativas y regulaciones de antes de 2020, debían acudir a un centro de salud a obtener un visado burocrático.
Por otro lado, muchos otros pacientes debían acudir a un hospital a que le dispensaran un medicamento DH que antes podían adquirir en la farmacia de proximidad. Ambos casos son ejemplos de procesos que entorpecen el acceso a la medicación y provocan trastornos y riesgos a los pacientes. Pero la pandemia ya ha pasado, y en un contexto de saturación de consultas médicas a nivel hospitalario y de primaria, es preciso desburocratizar y liberar de tiempo a la atención primaria.
“Si el foco es el paciente, las medidas orientadas a facilitar que la medicación llegue en tiempo y forma deben prolongarse más allá de la pandemia”
Saturación de consultas
Diversas huelgas se extendieron hace semanas por toda España reclamando mejoras y más recursos en AP. La burocracia de los visados se ha simplificado en algunas CC.AA. Pero la exigencia de acudir a un centro de salud sigue vigente y es preciso modificar la legislación. Porque si hemos podido estar dos años facilitando la medicación de enfermos crónicos en la mayoría de las CC.AA., no tiene sentido complicarla un poco más con el visado en el contexto actual.
El visado de medicamentos para EPOC, por ejemplo, se suspendió en pandemia para facilitar el acceso a la medicación crónica de pacientes vulnerables. Hacer lo propio con los pacientes asmáticos graves y avanzar en proporcionar la medicación con facilidad debería ser una medida habilitada siempre.
La pandemia pasó, las razones continúan
Las mismas razones que facilitaron protocolos de entrega de la medicación desde la farmacia hospitalaria al paciente, a través de la botica, permanecen. ¿Por qué volver a complicar la dispensación de medicamentos y hacer que un paciente deba recorrer decenas de Km desde su hogar a recoger su medicación a un hospital?
Si el foco es el paciente, las medidas orientadas a facilitar que la medicación llegue en tiempo y forma a éste deben prolongarse más allá de la pandemia. Porque más allá de la pandemia existe una situación de necesidad de ser más eficientes, eliminar trabas burocráticas y facilitar la vida del paciente crónico.
Si los médicos de atención primaria han tenido menos burocracia y los pacientes han podido recoger en la botica su medicación, eso es un avance de la prestación farmacéutica que debería quedarse tras la pandemia.
La pandemia ha pasado y hemos aprendido tanto en prevención y salud pública como en eficiencia. Pero la saturación del sistema sanitario, las listas de espera y la falta de personal se ha quedado y es un problema lejos de solucionarse a corto plazo.
Es preciso mantener las acciones y programas que ponían el foco de manera acertada en eliminar riesgos de acudir a un centro sanitario a solicitar un visado o a recoger una medicación. Seleccionar los grupos de pacientes que se pueden beneficiar de estos programas sería un primer paso necesario.
Ejemplos en las CC.AA.
En estos días tenemos referencias en las que encontrar guías para lograr una prestación farmacéutica más eficiente. No tenemos más que ver el pacto sanitario que han apoyado los tres COF de Valencia, Alicante y Castellón, con Jaime Giner, Andrés García y Rosa Arnau al frente.
Desde Andalucía, la Federación de Esclerosis Múltiple (EM)(FEDEMA) destaca en boca de su presidente Félix Bravo el éxito del programa de dispensación de medicamentos DH a través de la botica. Una implementación que ha destacado como ejemplo el Consejo Mundial de Farmacia.
Desde Madrid se va a generalizar el uso de los SPD en su estrategia de facilitar el tratamiento de los enfermos crónicos, anuncian desde el COFM.
Madrid fue pionera en eliminar de forma temporal los visados y está trabajando en un sistema más ágil y menos burocrático. En 2021 se implantó la medida por la que, tras la prescripción del médico, se validaba de manera automática la receta. La medida se implantó tras 10 meses de trabajo, validaciones y pruebas de la DG de Inspección y Ordenación sanitaria que dirige Elena Mantilla.
Pero nada de esto ocurre si no se piensa en cómo mejorar la ya complicada vida de los enfermos crónicos más vulnerables.