A través de un ciclo de encuentros y jornadas con profesionales y decisores, la Fundación AstraZeneca ha puesto sobre la mesa el debate sobre la búsqueda de modelos eficientes de gestión sanitaria y medición de resultados. En la última de ellas, celebrada en colaboración con Deusto Business School Health bajo el título ‘Aportando valor a la gestión sanitaria‘, se puso de manifiesto, entre otras conclusiones, que la gestión sanitaria basada en valor mejoraría un 40% la eficiencia del SNS. Hablamos sobre este reto que tienen las Administraciones con Marta Moreno, vicepresidenta de la Fundación AstraZeneca.

Pregunta. Primero, ¿qué feedback le está dejando este ciclo de encuentros?

Respuesta. Muy positiva. Estamos en un momento en el que colaboración público-privada debe impulsarse y ponerse en marcha más iniciativas. El objetivo de estos encuentros es, desde el debate con los propios decisores, buscar nuevos modelos de gestión sanitaria. En concreto, en la última jornada se pusieron sobre la mesa las distintas experiencias (programas o modelos de medición de resultados, etc.) que ya se llevan a cabo en diferentes Comunidades Autónomas. Muchos de estos modelos no se ‘hablan’ o coordinan entre sí, y podían estar mucho mejor coordinados para optimizar los resultados frente a su desarrollo por separado. Hay modelos buenos, con herramientas de medición concretas, aprovechamiento del Big Data… Pero al final son ‘mini’ proyectos autonómicos, cada cual con sus peculiaridades. ¿Por qué no hacer modelos centralizados? La industria farmacéutica es un pilar clave en ese engranaje y no siempre está incluida en esa toma de decisiones. De igual manera, el paciente también tiene mucho que decir en ellos.

P. ¿No es tanto un problema de falta de proyectos buenos, que los hay, sino de falta de homogeneidad entre ellos?

R. Se hacen proyectos y pilotajes muy interesantes en las CC.AA, que cubren necesidades de los pacientes: de diagnóstico precoz de patologías como el cáncer, de aplicación de tratamientos… ¿Por qué no se ‘copian’ a nivel nacional? Se puede hablar de ello en el Consejo Interterritorial. Hay algunos proyectos que son vitales, amparados por las CC.AA o promovidos por el propio sector farmacéutico que el Gobierno, o el país, debe hacer suyos.

P. ¿Cuál es la propuesta de la Fundación AstraZeneca para implantar mejores y más eficientes modelos de gestión sanitaria?

R. Junto a esa homogeneidad de las acciones y sistemas, consideramos clave que la industria participe en estos proyectos de mejora de la gestión sanitaria, así como los profesionales y sociedades científicas. Y, cómo no, también las asociaciones de pacientes, al igual que ya se les ha incluido en procedimientos como los índices de Posicionamiento Terapéutico (IPT). ¿Por qué no se pone a todos estos agentes en una misma mesa para construir mejores modelos? En especial, la visión de los profesionales y los pacientes es muy importante.

P. Puede haber tendencia a simplificar el valor de un medicamento al ámbito económico. A la hora de medir ese valor, ¿habría que incluir nuevos indicadores como la propia calidad de vida del paciente, beneficios indirectos, etc.?

R. Sin lugar a duda, lo venimos reclamando. Sobre todo, porque con el Big Data y la tecnología es posible tener múltiples datos adicionales que medir y no se están teniendo en cuenta. Por ejemplo, no se mide el impacto indirecto de un tratamiento en cuestiones indirectas como un posible alivio de las UCIS, de reducción de hospitalizaciones, etc. Son indicadores que pueden y deberían medirse, pero estamos a años luz de ello. Hay iniciativas observacionales y proyectos al respecto, pero, como decía, son particulares, puestos en marcha por los propios centros, o por sus profesionales en colaboración con las compañías, que también tienen interés en medir el valor de su medicamento. Deberían dejar de ser específicos para ser proyectos globales.

P. ¿Cree que el propio SNS está preparado, o adaptado, para aprovechar toda la potencialidad del Big Data?

R. No está lo suficiente avanzado; se necesita contratar a terceros para estas mediciones. Aquí entran en juego varias cuestiones. La primera, de qué plataforma disponemos para medir. Y, por otro lado, una cuestión cultural: de falta de formación para situar el Big Data como base principal para la obtención de datos en gestión sanitaria. Por ejemplo, en el ámbito de las vacunas frente a la COVID-19, el Big Data nos habría ofrecido una información tremenda de cara a predicciones futuras con las inmunizaciones: cuantas dosis conviene poner, cómo afrontar la vacunación en siguientes temporadas, etc. El Big Data no solo es el tratamiento al momento de los datos, sino su ayuda para generar modelos predictivos.

P. Hemos hablado de la recogida de datos, pero entiendo que igual de importante sería compartir esos datos, ¿no?

R. Sí, y hay ejemplos actuales negativos al respecto, como Valtermed o los IPT. La industria debe tener la posibilidad de acceder a la información sobre el ciclo de vida de su medicamento que se genera en estos modelos o procedimientos. Sobre todo, dado que cada vez es más habitual el pago por los resultados en salud de los medicamentos. Tendría que existir un procedimiento, en el que la industria, como parte implicada de ese ‘viaje’, pueda acceder, si no a todos los datos que se generan, sí a aquellos directos sobre los que se sustentan las decisiones de pago. No solo por un derecho a conocerlos, sino para que la propia industria también pueda mejorar sus procesos, ensayos clínicos, etc. Durante la pandemia, cuando no se permitían las visitas a hospitales, los equipos de investigación de estos centros pidieron expresamente al Gobierno que se permitiera acudir a los monitores de ensayos clínicos que tienen las compañías, porque saben que la industria forma parte de este ‘viaje’.

P. Las CC.AA, así como los profesionales, también están alzando la voz pidiendo cambios en estos modelos de gestión y medición de resultados comunes. ¿Así lo perciben en los foros de debate que promueven?

R. Hay CC.AA que tienen proyectos específicos que despiertan interés en otras CC.AA pero luego son difíciles de extrapolar a otra región, por normativa, por la diferente tecnología con la que trabajan o bien tienen líneas estratégicas distintas… Pero sí veo un espíritu de colaboración o coordinación; están abiertos a ello. De ahí la importancia de que el Gobierno central cogiese las riendas. Y la industria farmacéutica, a través de Farmaindustria como patronal nacional, podríamos contribuir mucho. Espero que así sea.

P. ¿Desde la Fundación AstraZeneca se continuará fomentando este debate?

R. Sí, seguiremos buscando y apostando por la sostenibilidad del sistema a través de la transversalidad y transaccionalidad en la gestión sanitaria. Hay mucho por hacer.