Todo apunta a que las vacunas serán las verdaderas protagonistas de este 2021. Al menos eso es lo esperable y deseable. Pero no se vive de buenos propósitos, sino de acciones. Y la realidad habla por sí sola. Europa no ha comenzado con buen pie. Hablamos de inmunización y hablamos de vacunación. Las distintas velocidades que ha cogido el viejo continente en la vacunación frente a la COVID-19 comienza a preocupar.

La falta de previsión y de respuesta que caracterizó a los países en marzo para dar respuesta a un virus desconocido se está reviviendo en estos días en plena organización de la vacunación. Los datos son reveladores: Europa se está quedando muy atrás en sus objetivos de vacunación con miles de dosis sin poner. Los países europeos han recibido ya cerca de 12 millones de dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech, de las que solo se ha inoculado un pequeño porcentaje. No es una falta de distribución, aseguran los expertos, es cuestión de tener capacidad organizativa.

Europa no ha comenzado con buen pie. Hablamos de inmunización y hablamos de vacunación. Las distintas velocidades que ha cogido el viejo continente en la vacunación frente a la COVID-19 comienza a preocupar.

Tras el visto bueno en Europa a la vacuna frente al a Covid-19 desarrollada por Moderna, la disponibilidad de vacunas aumenta. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ya ha detallado que España recibirá las primeras dosis en un intervalo de entre siete y diez días. Según sus previsiones, “en seis semanas nuestro país dispondrá de 600.000 dosis de esta nueva vacuna”. ¿Será capaz España y el resto de países de seguir completando la carrera a contrarreloj?

Con ésta son ya dos las vacunas sobre el terreno, dentro de las siete con cuyas compañías ha suscrito acuerdos la Unión Europea en el marco de la campaña de vacunación frente a la COVID-19. Además, hay vacunas ya en proceso de revisión que podrían estar disponibles en un corto espacio de tiempo. En España, las previsiones son de alcanzar un 70 por ciento de la población española inmunizada a finales del verano. Lo que parece claro es que si los países no reaccionan, este letargo en la vacunación puede lastrar todos los avances conseguidos.