Alberto Cornejo Madrid | viernes, 19 de febrero de 2016 h |

“No podemos estar bajo la bota de los almacenes de drogas que actúan en su interés y capricho (…) siendo conveniencia establecer una drogería medicinal a cuyo frente esté un farmacéutico colegiado, fundada con capital de los mismos farmacéuticos y que debe surtir a todas las farmacias de la provincia”. Estas o similares palabras que recogen las actas fundacionales de las cooperativas farmacéuticas españolas plasman la razón de ser con las que fueron creadas a lo largo del siglo XX: desligarse de las condiciones abusivas de los primeros intermediarios del fármaco industrializado, especialmente onerosas para las boticas más débiles, y acabar con las desigualdades entre establecimientos.

Con independencia de su longevidad —desde la decana y ya extinta Unión Farmaceútica Guipuzcoana a la más novel, la Cooperativa Farmacéutica Melillense— todas ellas mantienen intacta su razón de ser original , que a su vez se ha convertido en ‘santo y seña’ del modelo farmacéutico español al nivel que también lo es la regulación y planificación. Una razón de ser que no es otra sino el modelo de distribución farmacéutica solidaria, donde priman los intereses sanitarios sobre los económicos.

Décadas en las que no ha variado el ‘fondo’ pero sí las formas. Allá donde en origen el reparto se hacía con bicicletas, ahora hay furgonetas refrigeradas equipadas con GPS. Allá donde apenas varias personas conformaban la plantilla inicial, ahora se supera en algunos casos el centenar de empleados. Donde apenas un reducido local servía para aglutinar todas las referencias, ahora se dispone de naves en parques empresariales con miles de presentaciones.

Si bien la proliferación de cooperativas fue constante en España desde 1900, un buen grupo de ellas —constituidas en la década de los sesenta— cumplen ahora su primer medio siglo de vida. Fue el caso de Cofaran (Granada) y Cofarte (Tenerife) en 2015, Cofas (Asturias) y Riofarco (La Rioja) en este 2016, Zacofarva (Zamora y Valladolid) lo hará en 2017… Todas ellas se unen así a otras que ya cumplieron sus ‘bodas de oro’.

En concreto, el 85 por ciento de estas distribuidoras de capital farmacéutico han superado ya los cincuenta años de vida (ver tabla), lo cual confirma los cimientos sólidos de este modelo de distribución. Un modelo referente en una Europa donde las multinacionales se abren paso y al que solo se aproximaría Italia. De este análisis cabe excluir a nuevas entidades como Distribución Farmacéutica Guipuzcoana (2012) o Novaltia (2013), pero que son fruto de la fusión de cooperativas provinciales que contaban con esa misma solera.

Sentimiento de pertenencia

La tradición y arraigo presente en estas cooperativas queda patente en que muchos de sus actuales socios son las nuevas generaciones familiares de sus farmacéuticos fundadores. Buen ejemplo es Cofas, precisamente la última en sumarse al carro de cooperativas que superan el medio siglo de vida, y cuya efeméride celebró el 16 de febrero.

Su actual presidente, Juan Ramón Palencia, es hijo de quien presidió una de las primeras juntas directivas de la cooperativa en la década de los setenta. Su parecer es que “quizá en los orígenes, la cooperativa se sentía mas suya por parte de los socios y quizá ahora, obligados por el contexto económico, en el día a día los socios se fijen más en los números y ello dificulta entender el sentido que tiene el cooperativismo”. Un sentido que no es otro sino que “aunque se vaya a pérdidas, las cooperativas siguen haciendo las mismas rutas sin mirar los resultados”, expone a EG.

En consonancia con el parecer del presidente de Cofas, José María Ruiz, director gerente de la Cooperativa Farmacéutica Riojana (Riofarco), que cumplirá 50 años el 31 de marzo, también recuerda que “el espíritu cooperativista es aquel por el cual las farmacias grandes ayudan a las pequeñas”. Y Leandro Martínez, presidente de Cofaran, que celebró sus bodas de oro en 2015, también cree que son “la mejor plataforma logísitica para que las farmacias encuentren el mejor servicio en igualdad de condiciones”. Larga vida —tiene y se le desea— al cooperativismo.