Oncología/ La crisis pone de manifiesto la necesidad de crear estructuras para garantizar la equidad en el acceso a fármacos y tratamientos

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E. Sainz Corada Salamanca | viernes, 27 de abril de 2012 h |

Supervivencia libre de progresión, marcadores tumorales o recidiva son términos propios de la Oncología que, en los últimos tiempos, están dejando paso a otra terminología menos ‘médica’ pero que cada vez va cobrando más importancia: la eficiencia.

Porque, ¿podría ser la Oncología más eficiente de lo que ya lo es? Como recuerda Juan Jesús Cruz, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), pese a ser un a de las enfermedades más prevalentes y mortales, “sólo el 5 por ciento del gasto sanitario corresponde a la Oncología”. Una pista de cómo mejorar, en cualquier caso, la da esta cifra: del total del presupuesto, sólo el 3,3 por ciento del mismo se gasta en prevención, apuntó Cruz; el resto se dedica a tratamiento.

60% menos de mortalidad

“Si se hubiesen seguido las pautas establecidas en 1988 en el Código Europeo contra el Cáncer, podríamos haber conseguido que desaparecieran algunos tumores que hoy en día son muy agresivos o incluso reducir la mortalidad en más de un 60 por ciento”. Éstas hacen referencia a cuestiones tan básicas como controlar la exposición al sol o a fomentar estilos de vida saludables sobre alimentación, actividad física y reducir el tabaco.

La prevención es, como se puede apreciar, una asignatura pendiente no solo en este caso sino en todo el Sistema Nacional de Salud (SNS). Partiendo de esa base, y ante la situación de crisis económica actual y la necesidad imperante de recortar gastos expertos en cáncer debatieron sobre las líneas de trabajo que pueden contribuir a optimizar la atención sanitaria al paciente oncológico.

Para Pedro Pérez Segura, responsable de la Unidad de Consejo Genético del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínico de Madrid, la realización de este consejo genético es una forma de ahorro de costes, siempre que se haga en personas seleccionadas adecuadamente. “Someter a un individuo o a una familia a un test genético puede ser costoso al principio, pero si efectivamente se detecta la mutación, optimizamos los recursos. Al tratarse de un método de detección precoz diagnosticamos antes los tumores, con lo que se ahorran costes al SNS al no tener que utilizarse más adelante tratamientos más complejos”.

Además, y aunque aún queda mucho por recorrer en este sentido, algunos estudios han demostrado ya que la cirugía profiláctica en casos bien seleccionados de cáncer de mama hereditario “no solo reduce la incidencia y mortalidad por cáncer, sino que también lo hace por cualquier causa”, señala el experto.

El cribado poblacional es otra buena forma de mejorar en eficacia. Método de prevención secundaria, a día de hoy en cáncer sólo tiene justificación para tres tumores: mama, cuello uterino y colon. “Se evaluaron otros posibles pero no resultaron coste-eficaces”, apunta Guillermo Doménech, responsable de los cribados en Castilla y León de 2002 a 2010. Respecto a la controversia en el cáncer de próstata aseguró que “no hay diferencia entre realizar el cribado o el diagnóstico”, y el cribado debe cumplir con la premisa de reducir la mortalidad, cosa que parece no cumplirse en este caso.

Genética y cribado

Por último Antonio Llombart, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Arnau de Valencia, destaca el potenciar las unidades de cuidados continuos y paliativos y atención domiciliaria; la creación de guías terapéuticas consensuadas de carácter vinculante; potenciar la investigación clínica y los grupos cooperativos, así como crear unidades de referencia y alta especialización para patologías de baja prevalencia y alto impacto.