El Global Salamanca | jueves, 31 de octubre de 2019 h |

En una reciente entrevista con EG, indicaba Elena Moreno, presidenta del comité científico del recién celebrado 24º congreso nacional de Farmacéuticos de Atención Primaria (AP) organizado por la sociedad científica Sefap, que “muchos farmacéuticos de AP han empezado a trabajar por iniciativa particular en la revisión de tratamientos de pacientes institucionalizados en residencias (…) o en la realización de intervenciones específicas para aumentar la seguridad de los tratamientos y para prevenir problemas ligados a su medicación”.

Pues bien, los farmacéuticos de AP quieren que esa voluntariedad de paso a la oficialidad. Por ello, en el marco del citado 24º Congreso de Sefap, se pidió mayor protagonismo de estos profesionales en la prestación a residencias, un terreno por el momento ‘reservado’, según CC.AA o tipo de centro, a los farmacéuticos comunitarios y/o de hospital.

En concreto, dos fueron las referencias a esta cuestión en el encuentro celebrado en Salamanca del 23 al 25 de octubre. La primera de ellas tuvo lugar con la presentación (actualización) del mapa competencial del farmacéutico de AP, en al cual una de las trece competencias que recoge hace referencia a la “gestión de medicamentos en centros sociosanitarios”. Por otra parte, Raquel Prieto, coordinadora el grupo de trabajo de centros sociosanitarios de Sefap, anunció la próxima difusión de un documento de posicionamiento en relación a la atención farmacéutica que deben recibir los residentes en estos centros y, en concreto, las actuaciones que puede realizar el FAP.

Dichas actuaciones se dividirían en tres ejes: la gestión y control de medicamentos; las actividades clínicas y asistenciales vinculadas a la cadena terapéutica (indicación, validación farmacéutica, preparación y ayuda en la administración de los medicamentos), y las actividades de gestión del conocimiento, tales como resolución de consultas, monitorización de la prescripción o elaboración de documentación clínica.

Según se destaca desde Sefap, “en aquellas estrategias en residencias en las que se cuenta con el FAP, está demostrado que su actuación logra reducir, por ejemplo, las medicaciones innecesarias o el uso de medicamentos inapropiados”.