Podría decirse que todos los consejeros de Salud del Gobierno vasco tienen tres cosas en común: la primera, una apuesta por el continuismo en una política a la que claramente —no hay más que ver los resultados de Osakidetza, un 8,2 sobre 10 para la ciudadanía vasca— le sienta bien el largo (plazo); la segunda, una especie de idiosincrasia común de puertas para afuera que ha hecho de todos estos representantes una especie de ‘verso suelo’ en el seno del CISNS; la tercera, todos se confirman como excelentes gestores. Jon Darpon (Bilbao, 1959), el último en salir de esa lista, no es ninguna excepción.
Llegó en 2012. A muchos les sorprendió que dejase de capitanear la mayor clínica privada del País Vasco —la clínica IMQ Zorrozaurre— para aceptar la oferta del Lehendakari Iñigo Urkullu de sustituir nada más y nada menos que a Rafael Bengoa. Hoy, no queda rastro de esa sorpresa. Realmente no hubo mejor elección posible para continuar el legado.
La apuesta continuista del consejero se manifestó en ese afán de su antecesor por el sistema sanitario para adaptarlo a las necesidades de la población. Y allí donde Bengoa plantó la semilla de la crónicidad, Darpon la regó con una reorganización que se ha convertido, por méritos propios, en otro referente de Osakidetza: las OSI. Lo mismo habría querido hacer con el copago farmacéutico por renta, aunque el Tribunal Constitucional se lo impidió, y una de sus primeras tareas fue incorporarlo, con un año de retraso frente al resto.
Frente al manido discurso de la diferencia en el gasto sanitario per capita que siempre compara al País Vasco con el resto de CC.AA., Darpon nunca se cansó de repetir que las cifras de Euskadi reflejan, más que el cupo, una “prioridad política”. Por eso, también, fue un celoso defensor de las competencias, que manifestó votando contra del reglamento del Consejo Interterritorial y demandando siempre que podía un puesto fijo en la Comisión Interministerial de Precios.
De sus bondades como gestor ha dado cuenta todo el gobierno vasco, convencido de que el suspenso de Darpon ante la OPE de Osakidetza responde a una estrategia de acoso político ante la cercanía de las elecciones. Basten como ejemplo el Plan Oncológico (Premio BiC 2018), referente en humanización y medicina de precisión, o la estrategia vasca de I+D+i, que llega a su ecuador con un elevado grado de cumplimiento.
