Este mes de mayo cumple un año la C-TAP (COVID-19 Technology Access Pool), una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus socios para facilitar el acceso rápido, igualitario y asequible a los productos sanitarios contra la COVID-19 mediante el aumento de la producción.

Durante el acto del primer aniversario del C-TAP, presidido por Tedros Adhanom, director general de la OMS, el vicepresidente de Investigación Científica y Técnica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Jesús Marco, anunció la decisión del CSIC de poner a disposición de la OMS su tecnología de test serológicos de COVID-19 para que puedan ser fabricados en África y otros países en vías de desarrollo.

Aumentar la producción

Gracias a C-TAP, los desarrolladores de terapias, diagnósticos, vacunas y otros productos sanitarios contra la COVID-19 pueden compartir su propiedad intelectual, conocimientos o datos con fabricantes de calidad garantizada a través de “actividades voluntarias y licencias exclusivas y transparentes”, según apunta la OMS. Con ello, se facilita el aumento de la producción a través de múltiples fabricantes.

“En el CSIC, hemos trabajado desde el inicio de esta pandemia para que todas las tecnologías relacionadas con la COVID-19 que se están desarrollando en nuestros laboratorios lleguen a la sociedad lo antes posible“, ha señalado Jesús Marco. Y es que el objetivo del CSIC es que los test serológicos se fabriquen tanto en España como “en cualquier otro país que los demande”.

“Para ello, hemos abordado licencias de cesión de derechos de explotación de las tecnologías del CSIC en términos no exclusivos, evitando situaciones en las que la demanda no pueda ser atendida por limitaciones de producción por parte del licenciatario”, ha añadido.

Un 99% de fiabilidad

Jesús Marco ha señalado que, tras conocer la iniciativa C-TAP, el CSIC inició hace unos meses conversaciones tanto con la OMS como con la Medicine Patents Pool (MPP), organización de salud pública respaldada por las Naciones Unidas que trabaja para aumentar el acceso y facilitar el desarrollo de medicamentos para países en vías de desarrollo.

La primera tecnología que ofrece el CSIC es un test serológico con una fiabilidad del 99 por ciento, capaz de identificar y cuantificar tres tipos diferentes de anticuerpos (IgG, IgM e IgA) y de diferenciar los anticuerpos producidos por la vacunación, de los producidos por la infección natural por COVID-19.

Sin embargo, se espera que no sea la última tecnología que el CSIC comparta con la OMS. “Se espera que los test serológicos sean el primer proyecto de colaboración entre el CSIC y la OMS, y ambas instituciones tienen la idea de extender esta iniciativa a otras tecnologías relacionadas con la COVID-19“, señala Javier Maira, responsable del Área de Estrategia Comercial e Internacionalización del CSIC.


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