Margaret Keenan llegó a primera hora del martes 8 de diciembre al en el Hospital Universitario de Coventry, en Reino Unido, para hacer historia. Esta mujer de 90 años se convirtió sin quererlo en la imagen más famosa del día y, seguramente, será recordada durante muchos años. Porque ese primer pinchazo, esa primera vacuna administrada, representa el inicio de un momento histórico, pero también el comienzo de un reto sin precedentes: vacunar a todo el planeta para frenar la pandemia de la COVID-19. Y es que, si pensábamos que lo difícil era conseguir esa vacuna es porque aún no sabíamos (más bien no nos preocupaba aún) lo difícil que será conseguir que los planes de vacunación funcionen. Se trata de toda una oposición para la que muchos sistemas de salud pueden no estar preparados.

Ese primer pinchazo, esa primera vacuna administrada, representa el inicio de un momento histórico pero también el comienzo de un reto sin precedentes

En España la fecha marcada en el calendario, al menos eso ha asegurado el ministro de Sanidad, Salvador Illa, es el 10 de enero. Ahí es cuando empezará todo. El objetivo es que en el segundo trimestre de 2021 20 millones de españoles estén inmunizados. Teniendo en cuenta que se estima que al año en España se administran unas 15 millones de vacunas, ¿es un objetivo que se podrá conseguir fácilmente? Seguramente no. Exigirá de una coordinación entre el Gobierno central y las autonomías nunca antes vista. Almacenar las vacunas, realizar la citación de los ciudadanos, administrarlas y, uno de los aspectos más importantes, registrar esas vacunaciones, son algunos de los retos que se presentan por delante. Pero, sin duda, el más preocupante es el de conseguir que la población acuda al llamamiento. Aquí, sin duda, vamos tarde. Tenemos los argumentos: las vacunas son seguras, y así lo muestran los ensayos clínicos, y los beneficios de la vacunación no son sólo sanitarios, sino también económicos y sociales. Fracasar sería alargar una crisis sanitaria y económica sin precedentes.

La pregunta es: ¿Cómo hacerlo? Aquí los medios de comunicación tenemos un papel importante, e incluso se podría decir que decisivo. Posiblemente la información “al minuto” a la que estamos acostumbrados no ayude, sobre todo cuando se hable de las posibles reacciones (si las hubiera), pero tampoco ayudaría una falta de previsión de las administraciones. El único camino es la transparencia y la concienciación. Sin eso, fracasaremos.


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