Ainhoa Muyo Madrid | sábado, 09 de septiembre de 2017 h |

Según un estudio presentado en el marco del Congreso ESMO 2017, que se celebra estos días en Madrid, los jóvenes supervivientes de cáncer experimentan una serie de factores que limitan su capacidad de trabajo. En este sentido, se estima que los efectos secundarios tardíos del cáncer, que pueden manifestarse meses o incluso años después del tratamiento, pueden interferir en el desarrollo profesional de los jóvenes adultos que han padecido esta enfermedad.

De esta forma, el estudio NOR-CAYACS investigó la capacidad de trabajo de los pacientes diagnosticados con cáncer a las edades de 19 a 39 años. Se incluyeron pacientes diagnosticados con melanoma, cáncer colorrectal, cáncer de mama estadios I-III, linfoma no Hodgkin o leucemia en 1985 a 2009, supervivientes en septiembre de 2015, que fueron identificados a través del Registro de Cáncer de Noruega.

Para evaluar esto, se enviaron cuestionarios en torno a los efectos tardíos del tratamiento y la situación laboral para calificarlos según el Índice de Capacidad de Trabajo. Un total de 1.198 participantes respondieron al test, con una media de edad de 49 años, aproximadamente tras 13 años de haber recibido el tratamiento. De ellos, el 60 por ciento tenía trabajo a tiempo completo.

Por otro lado, se identificó que aquellos pacientes con baja capacidad laboral presentaban fatiga, depresión y calidad de vida reducida. Concretamente, los supervivientes de linfoma no Hodgkin tenían mayor riesgo en comparación con el grupo de melanoma.

“Descubrimos que los efectos psicológicos y físicos tardíos del cáncer y otras condiciones se asociaban significativamente con la reducción de la capacidad de trabajo”, dijo la doctora Cecilie Kiserud, presidenta de la Unidad de Asesoría Nacional para los Efectos Tardíos después del Tratamiento del Cáncer del Hospital de la Universidad de Oslo. “En comparación, la intensidad del tratamiento y el tipo de cáncer, aparte del linfoma no Hodgkin, no estaban significativamente relacionados con la capacidad de trabajo”.

Por su parte, el profesor Gilles Vassal, Director de Investigación Clínica, Gustave Roussy, Villejuif, Francia, y ex presidente de la Sociedad Europea de Oncología Pediátrica (SIOPE), comentó que “alrededor del 80 por ciento de los jóvenes con cáncer pueden curarse, pero los tratamientos son intensivos y dos tercios de los supervivientes tienen consecuencias físicas y psicológicas a largo plazo. Este estudio muestra que los efectos psicológicos y somáticos del tratamiento se asocian con la reducción de la capacidad de trabajo, en lugar del cáncer en sí”.