El ‘caso catalán’ marca la tendencia de hacia dónde irán los recortes tras las municipales y autonómicas
| 2011-04-20T15:10:00+02:00 h |

Sergio Alonso es redactor jefe de ‘La Razón’

Cataluña ha sido siempre, para lo bueno y para lo malo, un referente sanitario de primera línea en España. No es de extrañar por ello que, después de encontrarse a la vanguardia en épocas de bonanza con sus constantes innovaciones gestoras y sus imaginativas medidas, lo sea ahora también con la llegada de las vacas flacas, y marque la tendencia de hacia dónde van a ir los recortes después de las elecciones autonómicas y municipales que se avecinan en España. Algunos dirán que el ‘caso catalán’ es singular, pues la situación de las cuentas que el tripartito le dejó en herencia a CiU fue especialmente mala. Más bien dramática. Hasta cierto punto, resulta cierto. Mientras la Generalitat apenas tiene ya fondos para costear los servicios más elementales y debe recurrir a dificultosas emisiones de deuda pública y bonos patrióticos, otros territorios gozan aún de cierto cash para afrontar pagos y retribuir salarios. Pero la diferencia entre esta autonomía y las demás es de apenas unos meses. En el verano, coincidiendo con la llegada de nuevos equipos a los diferentes gobiernos autonómicos, se producirá una suerte de tabula rasa y casi todos los feudos partirán de situaciones parecidas: agonía presupuestaria y empuje del gasto se mostrarán con toda su crudeza en Sanidad. ¿Y qué está haciendo Cataluña que indique que otras comunidades le seguirán los pasos? La Generalitat pone los ojos, primordialmente, sobre dos de los tres grandes trozos del gran pastel que configura el gasto sanitario en España: el del personal, que representa sobre un 50 por ciento de las facturas y que hasta ahora se consideraba casi inamovible por parte de los gestores, y otro 25 por ciento en el que se aglutinan los pagos corrientes, y las inversiones en obra nueva y de reposición.

Aunque ya han apuntado de forma tibia hacia ambos conceptos algunas comunidades como Murcia, y regiones como Asturias y Castilla-La Mancha con la ralentización de las obras de sus nuevos mega hospitales, será a partir de junio cuando la bacanal de recortes se abra paso. Especialmente, en los feudos en los que salgan de las urnas mayorías holgadas que aparquen el juego de los contubernios. Resulta lógico, aunque sangrante para un sector no precisamente sobrado de profesionales en centros de salud y hospitales. El melón de los despidos abierto con un fuerte tajo por Boi Ruiz en Cataluña abre además la espita de la contención del gasto en otros apartados que hasta ahora resultaban ignorados por los gestores, pero sobre los que consejeros como Juan José Güemes ya habían puesto la vista encima: el absentismo y la racionalización de costes de personal constituyen el siguiente movimiento lógico en este complejo juego del ajedrez contra la bancarrota. Le toca ahora, pues, al capítulo I, lo que implica la llegada de protestas y conflictividad laboral. También, un cierto deterioro de la calidad, pues el mantenimiento de ésta es incompatible con los recortes drásticos de personal. ¿Y el gasto farmacéutico? Experimentará también nuevos recortes por la vía autonómica y, posiblemente, por la estatal, con el objeto de cuadrar cuentas y demostrarle a Europa una mayor solvencia de la que se tiene.

Preguntas sin respuesta

¿Qué otra comunidad del PP planea secundar los pasos de Alberto Núñez Feijóo, que también gustan a la catalana Alicia Sánchez Camacho, con la adopción de nuevas medidas de limitación de las marcas innovadoras en su territorio?

-¿Qué organización médica desató la ira de Ramón Jáuregui al filtrar el contenido de una reunión sobre la eliminación de la obligatoriedad de la colegiación?

-¿Qué miembro económico del PP es partidario de eliminar la colegiación obligatoria para los sanitarios en España?

-¿Qué alto cargo del ministerio “alucina” con las ideas de bombero de Pajín sobre la Sanidad en las reuniones internas que ésta celebra?