| viernes, 05 de septiembre de 2014 h |

En un momento en el que parece recrudecerse el debate en torno a las dificultades para acceder a determinadas innovaciones terapéuticas, el Gobierno del Reino Unido ha vuelto a poner la nota discordante con el anuncio de una nueva inyección de recursos para el Cancer Drug Fund (CDF), mecanismo que se puso en marcha hace casi cuatro años para garantizar la financiación de tratamientos para el cáncer que no han obtenido previamente el visto bueno del National Institute for Health and Care Excellence (NICE), que es oficialmente el organismo encargado de la evaluación de los medicamentos y la decisión de financiación de estos con base en criterios de coste-efectividad.

Concretamente, según un comunicado del 28 de agosto firmado por la Secretaría de Salud del Gobierno de Cameron, la inyección proveerá al CDF de 160 millones de libras adicionales, lo que supondrá que este pase a estar dotado de 280 millones en los dos próximos años, en vez de los 200 previstos. Hasta la fecha, según el Ministerio de Sanidad británico, unos 55.000 pacientes se han beneficiado del CDF para acceder a tratamientos innovadores que han conseguido prolongar sus vidas, y el objetivo es extender esos beneficios a muchos más. “Es importante que el máximo de gente posible pueda acceder a estos medicamentos, por lo que continuaremos haciendo esfuerzos para ello. Este fondo ha aumentado la esperanza para muchos pacientes y sus familias, y es esencial para conseguir nuestro objetivo de ser el lugar de Europa con mejores datos de supervivencia en cáncer”, explicó el secretario de Estado de Salud, Jeremy Hunt.

Junto a este anuncio, la Secretaría ha confirmado la inclusión de dos nuevos medicamentos en la lista del CDF: Xtandi (enzalutamida), de Astellas, para el cáncer de próstata; y Revlimid (lenalidomida), de Celgene, para un subgrupo de pacientes con síndrome mielodisplásico. Asimismo, se ha confirmado la iniciación de una revaluación de los medicamentos incluidos en la lista, tal y como solicitó al National Health Service (NHS) el máximo responsable del CDF, Peter Clark. De este modo, un grupo de expertos en farmacología procederá a depurarla para garantizar que permanecen en ella solo los más efectivos.

Por su parte, el director del NHS, Simon Stevens, ha sugerido a Park la necesidad de intensificar los contactos entre el CDF y el NICE, incluyendo en las conversaciones a las organizaciones de pacientes y la patronal de la industria británica (ABPI), con el fin de mejorar la convergencia entre los dictámenes del organismo evaluador y las decisiones de inclusión del CDF. Precisamente, el director del NICE, Simon Stevens, se quejaba días más tarde, en declaraciones a Pharma Times, del sinsentido que supone la situación actual. “Nos gustaría superar esta situación en la que el CDF dice ‘sí’ a un tratamiento al que nosotros hemos dicho ‘no’ previamente”, subrayó.

Por su parte, la patronal de la industria ha mostrado su satisfacción por la repercusión que está teniendo la aplicación del CDF en el acceso y por el anuncio de esta nueva inyección de fondos, aunque igualmente ha reconocido que esta solución solo es aceptable si se entiende como algo transitorio. “Está claro que la solución definitiva pasa por una revisión urgente de las formas de evaluación del NICE, de modo que estas opciones terapéuticas estén disponibles de forma regular”, señalan.