| viernes, 17 de diciembre de 2010 h |

Santiago de Quiroga

Ya no son sólo de productos para la obesidad y la disfunción eréctil. En cinco años se ha duplicado el comercio de medicamentos falsos. Antipsicóticos de amplio uso o estatinas son ya objeto de las mafias organizadas, que están sumando a las drogas una nueva ‘mercancía’: medicamentos. La Jornada del IE que organizó Fundamed, con el apoyo de Merck y Lilly, ha puesto de manifiesto que los medicamentos falsos están ahí, están organizados y han conseguido un nivel de sofisticación sorprendente. Se calcula que el 1 por ciento del mercado en los países industrializados y entre el 20 y el 30 por ciento en el resto del mundo son medicamentos falsos.

Ya no basta con multas o sanciones administrativas. Hay que endurecer las penas porque hay personas en riesgo de trastornos graves e incluso muerte. Como las de heparina falsificada en Estados Unidos. La visión poliédrica del crimen existe: se apoyan en webs, fábricas, representantes en los países donde acaba la mercancía y una red de distribución. Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado necesitan que la ley sea más dura: si no se incurre en delito, el infractor no va a la cárcel. Las penas son benévolas, ya que un responsable de una adulteración, que puede ocasionar una muerte, se enfrenta a una pena de seis meses a tres años, mientras que el tráfico de drogas tiene hasta 20 años de pena máxima.