A consecuencia de la crisis, el sector crecerá este año por encima del PIB, “un balón de oxígeno”, según Arnés
| 2008-12-07T18:47:00+01:00 h |

José María López

Barcelona

El sector farmacéutico está tan regulado que será “lo que la Administración quiera que sea: un mero abastecedor del mercado o un sector que genere valor añadido”. Así se expresó Humberto Arnés, director general de Farmaindustria, en la inauguración del VI Seminario Industria Farmacéutica y Medios de Comunicación, tras enumerar las ventajas competitivas que la industria farmacéutica presenta frente a otros sectores.

Asimismo, Arnés quiso destacar las necesidades que este sector tiene para afrontar el futuro. Un futuro que, según él, paradójicamente supondrá un “balón de oxígeno” para la industria farmacéutica que, a consecuencia de la crisis, crecerá por primera vez en los últimos años por encima del PIB.

Para hacer frente a las consecuencias de la crisis, como la pérdida de empleo y deslocalización, la industria farmacéutica requiere de un marco de certidumbre regulatoria y reconocimiento de la I+D, así como convergencia en materia de precios con la Unión Europea. En este sentido, tal y como aseguró Arnés, “hay margen”, y podría beneficiarse de la incorporación del Ministerio de Ciencia e Innovación a la Comisión Interministerial de Precios de Medicamentos, una cuestión que sería del agrado del director general de la patronal.

Otros aspectos en los que según él debería trabajar la industria de cara al futuro sería en materia de exportaciones e internacionalización y de empleo, cuestiones incluidas en el Plan Estratégico que la patronal presentará a los ministerios de Sanidad, Industria, Ciencia e Innovación y Trabajo.

Sostenibilidad del sistema

Pero no todo fueron demandas a la Administración. Las palabras de Arnés también mostraron la responsabilidad que la industria farmacéutica tiene para hacer posible la sostenibilidad del sistema, aunque quiso dejar claro que se parte de una situación de “insuficiencia crónica de financiación”.

Así, reclamó una mayor eficiencia en el gasto, principalmente en el sanitario, que representa el 75 por ciento, aunque también en el farmacéutico. En este último caso, apostó por fortalecer el sistema de precios de referencia y la competencia de los genéricos así como que todos los agentes sean corresponsables del uso racional de medicamentos.