| viernes, 30 de noviembre de 2018 h |

Existen muchos debates sociales que encienden el espíritu combativo pero que, a la vez, en una especie de harakiri social, se pierden entre palabras. Es algo cotidiano, que se ve casi cada día y en multitud de ejemplos con raíces diferentes. Sin embargo, hay otros cuya fuerza motriz es tan contundente que consiguen centrifugar a esa especie de espiral de la inacción. Las mujeres llevan tiempo avisando de que el estatus al que históricamente se han visto sometidas está caduco. El mensaje que transmiten es simple, claro y de justicia, de ahí su éxito. Poco a poco ha ido engullendo todos los resortes conservadores que suelen aparecer cuando existe una demanda que trata de zarandear al orden establecido. Pero aún les queda lo más importante: que se plasme en el día a día.

La ciencia, termómetro de avance y desarrollo real de un país, es un sector que no es ajeno. Los problemas son los mismos y la ausencia del talento femenino allá donde más falta hace es patente. Un país que se considere serio no puede desaprovechar todo ese potencial por estar anclado en una visión anquilosada que, además de profundamente machista, es ineficiente. Los datos que se ofrecen dan una visión triste: muchas más mujeres dedican su vida a la ciencia pero a medida que la responsabilidad es mayor, los hombres se imponen.

Muchas veces se ha usado el argumento de que las cuotas, la búsqueda de la paridad, es una política de impostura que no premia el talento. Es una falacia que busca legitimación sobre una obviedad. Es evidente que lo que debe primar es el talento pero no es menos cierto que cuando se trata de dar un vuelco a una evolución histórica es necesario motores auxiliares. Para superar el gap de referencia, para conseguir que ver a una mujer liderando un proyecto, un centro de referencia o un Ministerio no es algo destacable es necesario desarrollar políticas que ayuden a superar la falla actual. Partir de lo contrario es querer, al final, que no cambie nada más allá de un discurso. Con el tiempo, las generaciones futuras se acostumbraran a ver relucir el talento femenino y será entonces cuando hablar de cuotas se un debate anacrónico.

El viento sopla en la dirección correcta para vosotras. Tenéis el espacio público de vuestra parte. No dejéis que ningún contratiempo, por humano que os lo quieras disfrazar, os haga desfallecer.