La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el pasado 17 de mayo su nueva lista de patógenos bacterianos prioritarios para 2024, con el objetivo de orientar la investigación de nuevos tratamientos que son necesarios para frenar la propagación de resistencias a los antimicrobianos.

Un “Ponle Freno”, como apela la popular y exitosa plataforma ciudadana que promueve una conducción responsable para salvar vidas, es crucial también en este ámbito, ya que solo en España las bacterias resistentes causan 4.000 muertes al año, cuatro veces más que los fallecimientos provocados por accidentes de tráfico.

Por este motivo, es fundamental concienciar a la sociedad sobre un uso adecuado de estos medicamentos, ya que precisamente la causa principal de la resistencia a los antibióticos es  su uso inapropiado. Los antibióticos deben ser tomados tan solo cuando sean necesarios y eficaces y siempre bajo prescripción facultativa, para evitar contribuir a esta pandemia silenciosa que puede poner en serio riesgo avances médicos importantes como el trasplante de órganos, la quimioterapia o las cirugías.

El uso adecuado de los antibióticos solo finaliza cuando sus residuos se depositan en el Punto SIGRE de las farmacias. Esta sencilla práctica reduce el peligro que puede suponer el consumo de estos medicamentos sobrantes y evita la tentación de compartirlos con familiares y amigos, además de frenar la contaminación de nuestros ríos y suelos, como ocurriría si los tiráramos a la basura o por el desagüe.

Y es que, como señala el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) coordinado por la Agencia de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), el medioambiente desempeña un papel fundamental en la creación y diseminación de dichas resistencias. Por ello, no es de extrañar que el propio PRAN y el Ministerio de Sanidad hayan puesto en valor el papel de SIGRE en la lucha contra las resistencias bacterianas. Nuestro país puede presumir de ser uno de los pioneros a nivel global en poner en funcionamiento este sistema para la recogida y tratamiento ambiental de los medicamentos sobrantes o caducados, incluidos antibióticos, a través de los Puntos SIGRE que encontramos en las farmacias de toda la geografía española.

Un destino final para los residuos de antibióticos que los prospectos de estos medicamentos ya indican a los pacientes en su apartado 1, en negrita y recuadrado: […] “Si una vez finalizado el tratamiento le sobra antibiótico, devuélvalo a la farmacia para su correcta eliminación. No debe tirar los medicamentos por el desagüe ni a la basura”.

Ponerles freno a las resistencias bacterianas está en nuestras manos, cerrando correctamente el ciclo de vida de los antibióticos a través de SIGRE.