La bajada en las coberturas de vacunación es, sin duda,  uno de los daños colaterales de la crisis sanitaria de la Covid-19. La presión asistencial tanto en los hospitales, como en los centros de salud, unida a las medidas de distanciamiento social, principalmente el confinamiento, se ha traducido de forma directa en importantes bajadas en el nivel de cumplimiento de coberturas vacunales.

Las cifras son alarmantes. Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana el número de dosis administradas en niños menores de 1 año ha sido de 26.000 dosis en marzo 2020, frente a las 33.000 del mismo periodo del año anterior. En niños de 1 a 2 años el número de dosis administradas en marzo del 2020 fue de 7.000, que contrastan con las 12.000 administradas en marzo 2019. Así lo expuso Eliseo Pastor Villalba, Jefe de la Unidad de Coordinación y Promoción de la Salud de la Consellería de Sanidad Universal y Salud Pública de la Comunidad Valenciana durante su intervención en un webinar organizado por la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (Anenvac).

No es la única comunidad que ha detectado estas bajadas. La consejera de Sanidad de Castilla y León, Verónica Casado, explicaba en una de sus intervenciones en el pleno autonómico, que las coberturas de vacunación en niños de hasta 15 meses habían caído hasta el 80 por ciento. Una cifra que se sitúa muy por debajo de los umbrales recomendados para que se produzca la denominada inmunidad colectiva, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúa por encima del 90 por ciento.

Ante esta situación, el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP), apuestan por seguir una estrategia clara: mantener las vacunaciones en lo posible; asegurar las condiciones de seguridad y planear la recuperación de las vacunaciones demoradas.  Y es que, tal y como reconoce la propia AEP, la desescalada por fases establecida por el Gobierno central parece el momento oportuno “para organizar la recuperación de aquellas vacunas que se hayan dejado de administrar”.

En el mismo sentido, la Sociedad Española de Inmunología (SEI), la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP) y la Asociación Española de Pediatría a través de su Comité Asesor de Vacunas (CAV-AEP) han elaborado un documento de recomendaciones.

Así, proponen mantener las vacunaciones infantiles (del calendario oficial y las no financiadas que estén indicadas, como rotavirus, meningococo B, meningococo tetravalente y VPH en varones) en lo posible. Además, apuestan por seguir las recomendaciones de la AEP y del Ministerio de Sanidad. Es decir, priorizar las vacunas de los menores de 15 meses de edad (y, en cualquier caso, las de los 2 y 4 meses, y la triple vírica de los 12 meses de edad).

Del mismo modo, recomiendan aplicar criterios generales ya asentados por la experiencia acumulada: “Los niños que hayan superado la infección aguda por el nuevo coronavirus, una vez que se encuentren clínicamente bien, podrán seguir con las vacunaciones sin necesidad de esperar un tiempo determinado”.

Además, insisten en la necesidad de “ofrecer las condiciones de seguridad necesarias para reducir el riesgo de transmisión del nuevo coronavirus; promover la confianza de las familias en sus visitas al centro de vacunación, con las medidas de seguridad oportunas en cada momento e insistir en el contacto telefónico con el centro de salud para concertar las citas de las vacunaciones”.

Estos expertos insisten, asimismo, en la importancia de hacer planes para la recuperación de las vacunas demoradas, “llevándolos a la práctica lo antes posible, a medida que se vayan flexibilizando las medidas de distanciamiento social impuestas por las autoridades sanitarias”.

Riesgo de resurgimiento de enfermedades

En este sentido, Federico Martinón Torres, jefe del servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago, alertó durante su intervención en el webinar organizado por Anenvac, del posible riesgo de resurgimiento de enfermedades inmunoprevenibles como el sarampión o la tos ferina como consecuencia de la caída de las coberturas vacunales. Desde su punto de vista, “garantizar la inmunidad individual y mantener la inmunidad colectiva es prioritario, dado que una pérdida de la inmunidad colectiva puede llevarnos un tiempo para su recuperación y, por tanto, deberán diseñarse campañas de rescate más complejas”.

Federico Martinón Torres, jefe del servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago

Además, dado el momento actual, donde se busca evitar la exposición al virus SARS COV-2 tanto para la población como para el personal sanitario, Martinón propone administrar el mayor número de vacunas posibles en cada visita. Esta coadministración, señaló, ahorraría visitas a los centros y minimizaría los riesgos.

Por otro lado, el experto pone el foco en la recaptación tanto de las vacunas financiadas como las no financiadas. En estas últimas, la situación es asimismo apremiante, teniendo en cuenta los datos presentados por el Jefe de la Unidad de Coordinación y Promoción de la Salud de la Comunidad Valenciana. A modo de ejemplo, en el caso de la vacuna frente al meningococo B, el  Dr. Pastor manifestó que se había registrado una disminución de cobertura en la primera dosis del 54 por ciento en el mes de marzo y de hasta el 300 por cien en el mes de abril de 2020.

Cómo recuperar la vacunación en la desescalada

Una de las grandes dudas para los profesionales es el cómo poder recuperar las vacunaciones, sobre todo ahora que el país comienza a vislumbrar la desescalada. Luis Carlos Blesa Baviera, presidente de la Sociedad Valenciana de Pediatría, marca unas condiciones “indispensables” para proseguir con la vacunación en los centros de salud. “Disponer de una buena capacidad asistencial tanto de espacio y de profesionales, así como garantizar las medidas de seguridad”

Además, Blesa consideraría esencial recuperar a las personas que se puedan beneficiar de la vacunación lo antes posible, priorizando los menores de 15 meses y ampliando a otras poblaciones (niños, adolescentes, embarazadas y adultos sanos, trasplantados, enfermos crónicos, inmunodeprimidos, convivientes de adultos de mayor riesgo, brote epidémico y post-exposición no demorable). Asimismo, cree que es importante recuperar la vacunación, tanto de las vacunas financiadas, como de las no financiadas y apuesta también por la coadministración.

El contacto telefónico previo se hace también fundamental en este proceso. “Será necesario verificar si el niño o el adulto que le acompañará es sospechoso o confirmado de Covid-19 y en el caso de ausencia de síntomas confirmar la cita o recalcular el seguimiento”. Establecer circuitos de acceso, o establecer un horario diferenciado de vacunación con diferentes intervalos, son otras de las recomendaciones a tener en cuenta para el experto.