El producto interior bruto (PIB) es uno de los principales indicadores para medir la salud (económica) de un país. Pero también puede tener implicaciones sobre la salud de la población. No solo por el porcentaje de esta partida que representa el gasto sanitario totalque en España se sitúa en torno al 9 por ciento—, sino por las consecuencias que pueden acarrear contar con más (o menos) músculo económico en el acceso y financiación de las innovaciones farmacéuticas. Y si algo ha evidenciado la pandemia de COVID-19, es que los presupuestos que se dedican a Sanidad no constituyen un gasto, sino una inversión.

¿Tiene España una tasa aceptable de autorizaciones de nuevos medicamentos a tenor de su PIB? ¿Es comparable a la de otros países del entorno europeo? Los datos dicen que, en 2021, España registró un PIB de 1.205.063 millones de euros, en una fecha en la que, según el reciente informe W.A.I.T elaborado por Iqvia, España ‘solo’ autoriza el 53 por ciento de las aprobaciones de nuevos medicamentos otorgadas por la agencia europea EMA.

Un porcentaje que sitúa a España lejos de los datos de otras importantes potencias económicas del continente, como Alemania (donde sus ciudadanos tienen acceso al 92% de las aprobaciones de la EMA), Reino Unido (68 por ciento), Francia (66) o Italia (79). Eso sí, todos estos países, junto a España, son las economías más desarrolladas de la zona Euro (ver tabla).

Alemania es un país que suele ponerse como ejemplo de acceso, tanto en términos de agilidad de tiempos como de proporción de fármacos aprobados, pero hay que tener en cuenta que ese país cuenta con un sistema sanitario muy diferente al español, y que su proceso de evaluación se caracteriza por una aprobación automática del fármaco en una primera instancia y una posterior reevaluación al cabo de 1 año”, explica a EL GLOBAL, Néboa Zozaya Gonzalez, Health Economics Manager en Weber y miembro de la Asociación de Economía de la Salud (AES).

Sin embargo, España sale mal parada en la comparativa con otros países que, según el citado informe W.A.I.T., presentan tasas similares de autorizaciones de innovaciones farmacéuticas. En el mismo ‘vagón’ que España viajan países como Portugal (53 por ciento de autorizaciones respecto al total de aprobaciones de la EMA), Grecia (52 por ciento) y, también próxima en el ranking continental, Bélgica (49 por ciento). No obstante, todos ellos registran PIB muy inferiores al español: 211.280 millones de euros en el caso de Portugal (-475%), 182.830 millones respecto a Grecia (-659%) y los 506.2025 millones de euros que computa Bélgica (-138%). Es decir, mismos porcentajes de autorizaciones… ante diferencias relevantes de PIB (hasta seis veces menores que las que presenta España).

¿Y si se atiende el PIB per cápita? El escenario —y las conclusiones— apenas varian para España. Su PIB per cápita (25.460 euros, datos de 2011), es también superior al que registran Portugal (20.530 euros) y Grecia (17.140). La excepción en este análisis sería Bélgica que, en este apartado, si presenta datos mejores que España (43.680) aunque autoriza un menor porcentaje de innovaciones.

Análisis interanual

La hemeroteca da fe de que hace ya tiempo que algunos expertos vienen avisando de que, de no incrementarse el PIB en España, difícilmente se pueden financiar las innovaciones en Sanidad —cuando menos, en el mayor volumen posible—, estableciendo así una correlación entre ambos factores. 

Otros, en cambio, discrepan en parte: “Se observa una cierta correlación entre ambos indicadores, pero no tiene por qué ser totalmente cierta”, contrapone Zozaya Gonzalez. “No se trata de gastar más y comprar innovaciones porque sí, sino de gastar mejor los recursos públicos disponibles; hay que invertir en innovaciones que sean coste-efectivas o eficientes para el sistema”, añade. A juicio de esta economista, sí se atisba “cierta correlación positiva” entre el PIB per cápita de un país “y una mayor agilidad de tiempos” en el acceso a estas innovaciones.

La conclusión es que no puede establecerse un patrón común. Bien es cierto que los datos indican que, por tónica general, un aumento del PIB anual de un país coincide con una mayor cifra de autorizaciones y financiaciones en el mismo periodo, si bien no en un incremento directamente proporcional (puntos porcentuales).

Por ejemplo, Italia aumentó un 6,6% su PIB en 2021 frente al registrado en 2020, y también lo hizo la cifra de aprobaciones en este periodo, aunque en menor medida (4 puntos porcentuales, según la comparativa interanual que refleja el último informe W.A.I.T.).

Otros ejemplos semejantes lo protagonizan Bélgica (que incrementó un 6,2% su PIB en 2021 frente a 2020 y 5 puntos porcentuales sus cifras de autorizaciones en este mismo periodo) y Francia (un aumento del 6,8% del PIB y de 2 puntos porcentuales respecto a sus autorizaciones de innovaciones). Más destacables son, incluso, los datos que presenta Alemania, donde el crecimiento de las autorizaciones (4 puntos porcentuales) es mayor que el experimentado en su PIB (2,6%).

Por el contrario, España no sigue la tónica de los países mencionados. Aunque el PIB nacional experimentó un crecimiento del 5,1% en 2021, los datos del informe W.A.I.T destacan un retroceso respecto a la autorización y financiación de innovaciones (-1 punto porcentual). Una situación también constatada en países como Portugal, Grecia y Reino Unido (ver tabla).

No obstante, dejando a un lado estos indicadores y análisis, la representante de la AES recuerda que “en ocasiones, como ocurrió con la hepatitis C y más recientemente con la COVID-19, si hay una necesidad urgente y la innovación es disruptiva, pueden obtenerse recursos adicionales para financiar estos medicamentos”, destaca.


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