| viernes, 23 de julio de 2010 h |

José María López Alemany

La sesión del pleno del Senado de la semana pasada incluyó una serie de interesantes debates en los que los senadores de la oposición mostraron a la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, cuál es la cruda realidad a la que se ha abocado al sector. Los males que sufren la industria farmacéutica, distribución y farmacia fueron esgrimidos por parte de Rosa Núria Aleixandre, de CiU, así como Francisca Mendiola y Jesús Aguirre, del PP. Los tres instaron a Jiménez a cambiar su política y aplicar medidas correctoras para minimizar los daños en el sector. No obstante, sus propuestas no tuvieron buena acogida.

Aleixandre preguntó por los problemas de pago a proveedores a causa del elevado déficit de las administraciones autonómicas. Mendiola, por su parte, animó a la ministra a dejar de mirar el precio de los medicamentos y optar por atajar la demanda injustificada. Finalmente, Aguirre fue mucho más concreto y pidió que se reconsiderara el descuento aplicable a los medicamentos huérfanos.

Las preocupaciones de las dos primeras acertaron plenamente con dos de los problemas de fondo del sector. Y es que ya se están produciendo problemas de pago en algunas autonomías para la factura farmacéutica de recetas, por no hablar de la deuda hospitalaria. Un problema que, lamentablemente, lejos de solucionarse tiene toda la pinta de ir a peor en los próximos tiempos. Y, por su parte, la senadora del PP, dio de lleno con la causa del incremento del gasto en farmacia.

Éstos son dos de los principales retos de futuro de la prestación farmacéutica y el sector. Dos problemas que es necesario afrontar y cuya solución no se puede aplazar más.