Francisco rosa Madrid | viernes, 13 de enero de 2012 h |

La Fundación Genoma España presentó recientemente su informe bienal sobre “Relevancia de la Biotecnología en España en 2011”, el cual arroja datos esperanzadores sobre el futuro de este sector, que vuelve a ocupar un lugar importante la rama sanitaria (la biofarmacéutica ha aportado el 24 por ciento de la facturación entre 2000 y 2009). Asimismo, las conclusiones del estudio apuntan la necesidad de trasladar los buenos datos registrados en producción científica al campo de la innovación y la solicitud de patentes para que la industria biotecnológica española pueda ser más competitiva a nivel mundial.

El peso de la biotecnología en el PIB se mantiene en al alza. En 2010, este pasó a representar un 1,3 por ciento (venía de un 1 por ciento en 2009) y las previsiones de Genoma contemplan el ascenso al 1,8 en 2012. La mejora de estas cifras coincide con un aumento de los puestos de trabajo que ofrece el sector. Así, podría pasarse de los 75.670 empleos directos, indirectos e inducidos de 2009 a los 127.000 en 2012. Y todo esto, pese a la crisis.

El hecho de que la industria biotecnológica española sea la que más ha crecido a nivel mundial en la última década no quita para que Asebio y algunos expertos coincidan en que es necesario mejorar los datos de transferencia tecnológica para ser más competitivos en el mercado internacional. De este modo, mientras en 2010 el sistema de ciencia español copó el 3 por ciento de la producción científica a nivel mundial y el 9,9 en el seno de la UE, los datos en cuanto a innovaciones volvieron a ser muy débiles y llaman a redoblar los esfuerzos.

Solicitud de patentes

A este respecto, cabe destacar que el número de solicitudes elevadas a la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) en el área de biotecnología se mantuvo estancado entre 2009 y 2010 (213 y 212 respectivamente) y que apenas se duplicó desde 2000, cuando se registraron 81. Este dato se corresponde con el de patentes aprobadas por organismos internacionales, porque, en el caso de la oficina estadounidense (Uspto), España se coloca en el décimo puesto en el ranking de países con más casos de éxito y solo ha escalado una posición desde el 2000.

En este sentido, no parece que el origen del problema se encuentre en la falta de compromiso del sector público. Pese a que descendió la cuantía total de las subvenciones a proyectos de I+D, infraestructuras e innovación en 2010 (467 millones, frente a los 565 de 2009) y la ayuda pública total a la I+D+i biotecnológica experimentó una caída de los 1.357 millones en 2009 a los 1.133 en 2010, parece que en el ámbito de la financiación lo que hace falta es capital privado. “En este sector la proporción entre la financiación pública y privada esté aún en el 80/20, lo cual es terrible”, admitió Regina Revilla, presidenta de Asebio, durante la presentación del Informe de Genoma España.

Para revertir esta situación, sería necesario, entre otras cosas, atraer a los fondos de capital riesgo, que solo invirtieron 46,6 millones en la industria biotecnológica española, el 1 por ciento de lo que aportaron a todos los sectores.

La nueva secretaria de Estado de Investigación Desarrollo e Innovación, Carmen Vela, acudió a la presentación del informe de Genoma (que tuvo lugar el pasado 20 de diciembre) todavía en calidad de presidenta de la Sociedad Española de Biotecnología. En ese contexto, sin conocer el nuevo cargo que iba a ocupar en el Gobierno de Mariano Rajoy, Vela fue rotunda al afirmar que el sector de la biotecnología necesita más recursos para poder crecer.

“La biotecnología no es algo novedoso, ya tiene raíces. No le faltan instituciones e infraestructura. Tenemos 22 universidades con grados de biotecnología y más de 1.000 alumnos salen al mercado cada año. Y tenemos empresas. Por tanto, somos un sector en toda regla. ¿Qué le falta al sector? Lo que le hace falta son recursos. Este sector está preparado para usarlos, bienutilizarlos y mejorar los datos de patentes y rentabilizar los buenos datos de relevancia científica”, manifestó Vela.

Lo que no aclaró la nueva secretaria de Estado es de dónde debían proceder esos recursos. En este sentido, lo cierto es que Vela es ahora la encargada de dirigir la estrategia de innovación y será ella quien deba decidir sobre la asignación de los recursos que pedía hace apenas un mes para el sector.