| viernes, 24 de septiembre de 2010 h |

Pablo Martínez, periodista e historiador

Mi vuelo se había retrasado por la huelga de los controladores. Cuando llegué al aeropuerto eran las tantas. Esperé la maleta. Apoyado en el carrito vacío presté atención al cambio de turno de las limpiadoras. “Te has pasado a la noche”, dijo una. “Sí, me compensa”, contesto la otra. “Mi marido está de portero de noche en un hotel y mi hija ha entrado en un call center, también en turno de noche, la hipoteca nos está matando”, añadió. Tuve que darme una carrera para pescar mi maleta antes de que desapareciera de nuevo.

Cogí un taxi. Le di la dirección. “Buenas noches —contestó—. Esto está lejos, ya sabe que tiene la tasa de aeropuerto, la de equipaje, la de fuera de la Zona A y el plus de nocturnidad”. “Sí, sí”, respondí resignado. En carretera un letrero de neón anunciaba un restaurante. “Pare ahí por favor, no he probado bocado desde esta mañana”, dije. “No se lo aconsejo, se han subido mucho a la parra con los precios de noche, si quiere más adelante hay una cafetería mucho más apañada”, señaló el taxista. Accedí. Era un bar al lado de la puerta de urgencias del hospital comarcal. En la barra devoré un bocadillo de jamón. En una mesa dos médicos hablaban acaloradamente. “En Navarra pagan 50 euros más que aquí por la noche de guardia”, explicaba uno. “No hay derecho, tenemos que hacer algo”, contestaba indignado el otro.

Una mirada inquisidora del taxista me devolvió a mi destino. En casa, mi mujer me esperaba despierta. “Qué bien que hayas llegado. Te importa bajar a la farmacia de guardia y comprarme unas compresas, resulta que…”, fue el recibimiento con el que me encontré al regresar al hogar. Obedecí, naturalmente. Al pagar al farmacéutico le pregunté si tenía que pagar algún plus, por eso de la nocturnidad. “No, éste es un servicio extra gratuito”, puntualizó el boticario. Lo dijo, creo, con resignación, en el mostrador había un periódico abierto, el titular decía: “El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid reclama la reordenación de las guardias porque son deficitarias”. Después de mi larga y cara noche en blanco, me quede pensando.