José A. Rodríguez Barcelona | viernes, 01 de septiembre de 2017 h |

Cada cierto tiempo, un estudio parece abrir un nuevo rumbo en el campo de la medicina. Desde hace años, se le viene dando vueltas a la hipótesis inflamatoria para explicar los eventos cardiovasculares que sufren determinados pacientes. Pero el papel de la inflamación era eso: una hipótesis por demostrar. Ahora, un estudio dirigido por Paul Ridker, director del Center for Cardiovascular Disease Prevention de Brigham y del Women’s Hospital, de Boston (EEUU) ha logrado una reducción significativa del 15 por ciento de los acontecimientos cardiovasculares adversos graves (MACE) con el anticuerpo monoclonal dirigido contra IL-1 beta canakinumab (Ilaris, de Novartis) además del tratamiento de referencia, incluyendo terapia para disminuir los lípidos, en comparación con placebo en personas con un ataque al corazón previo y aterosclerosis inflamatoria. Este estudio (Cantos) ha incluido a más de 10.000 pacientes que presentaban además proteína C reactiva por encima de 2 mg/l. Dicho beneficio se mantuvo durante toda la duración del estudio (mediana de seguimiento de 3,7 años).

Ridker enfatizó, como prueba de la relación entre la reducción de la inflamación y el descenso de los eventos, “que no se observaron cambios en el LDL-C y que sí se observó una reducción del 39 por ciento en la proteína C reactiva de alta sensibilidad”. Asimismo, añadió este experto, la mayor reducción del riesgo de MACE se observó en aquellos pacientes “en los que se logró un mayor descenso de proteína C reactiva, así que, cuanto más baja sea esta proteína, mejor en este tipo de pacientes”. Efecto derivado de una reducción relativa del 24 por ciento del riesgo de ataque al corazón, se observó una reducción no significativa del 10 por ciento del riesgo de muerte cardiovascular.

Asimismo, canakinumab consiguió una reducción del 51 por ciento en la muerte por cualquier tipo de cáncer y del 77 por ciento en la incidencia del cáncer de pulmón. Alberto Cordero, cardiólogo del Hospital San Juan de Alicante, señaló la trascendencia de estos datos. “Abre una vía crucial. Este fármaco no será para todos los enfermos, pero sí para aquellos en los que la inflamación es elevada. Para ellos no teníamos nada. Se administra de forma subcutánea cada tres meses, no actúa sobre el colesterol y no presenta efectos adversos aparentes. Es la primera molécula que actúa sobre la inflamación en eventos cardiovasculares de una forma eficaz”. Y, sobre los buenos resultados en relación con el cáncer, este experto comentó que son muy relevantes ya que “hay un enorme interés en cardiología por el tema de las neoplasias, porque los pacientes que tienen cáncer presentan una elevada incidencia de eventos cardiovasculares debido a los tratamientos que reciben”.

Estudio Compass

Otro de los estudios más relevantes del congreso ha sido el Compass (27.395 pacientes de 33 países). Este trabajo ha demostrado que rivaroxaban (Xarelto, de Bayer) en combinación con aspirina mejora la supervivencia y reduce el riesgo de accidentes cerebrovasculares y de ataque cardíaco en pacientes con enfermedad arterial coronaria o periférica estable. “Los pacientes se dividieron en tres brazos: rivaroxaban 2,5 mg dos veces al día más aspirina 100 mg una vez al día y rivaroxaban 5 mg dos veces al día, cada uno de los cuales se compararon con el tratamiento estándar con aspirina 100 mg una vez al día”, señaló John Eikelboom, uno de los investigadores principales del ensayo y profesor de la McMaster University, Hamilton, Canada. El criterio de valoración primario fue uno compuesto de muerte cardiovascular, accidente cerebrovascular o infarto de miocardio. Los resultados indican que la adición de rivaroxaban a la aspirina, en comparación con la aspirina sola, redujo la muerte cardiovascular, los accidentes cerebrovasculares o los ataques al corazón en un 24 por ciento, y mejoró la supervivencia en un 18 por ciento. Rivaroxaban 5 mg dos veces al día no fue superior a la aspirina sola. La incidencia de sangrado fue baja y, aunque hubo un incremento de las hemorragias graves, hay que resaltar que no hubo un aumento significativo de los sangrados mortales o intracraneales.

Por su parte, Sonia Anand, profesora de la McMaster University’s Faculty of Health Sciences (Canadá), presentó los resultados de rivaroxaban más aspirina en enfermedad arterial periférica (7.470 pacientes). Esta experta comentó que, con esta terapia, se observó una reducción del “28 por ciento de los eventos MACE y que los eventos graves relacionados con las extremidades junto con las amputaciones graves por causa vascular presentaron una reducción del riesgo relativo del 46 por ciento, que es muy significativa”. Cabe destacar, comentó Anand, que, a pesar de que se registraron más sangrados con esta combinación, “no se produjo un aumento significativo de sangrado fatal o en órganos críticos, como el sangrado intracraneal”. Unos resultados importantes, como los calificó Anand, ya que “hasta ahora ninguna terapia farmacológica había probado reducir claramente los eventos MACE y los eventos relacionados con las extremidades en esta patología”.

Anti-PCSK9

“The lower the better” (cuanto más bajo mejor) se va confirmando como una máxima en el campo del colesterol. Y se puede añadir que más bajo, mejor y… seguro. La aparición de los fármacos anti-PCSK9, que logran reducciones del c-LDL de más del 50 por ciento a las ya conseguidas con estatinas, ha sido, sin duda, una de las novedades más importantes en cardiología en los últimos años. Pero una de los preocupaciones era la seguridad de reducir tanto el colesterol. En el pasado Congreso Anual del American College of Cardiology, celebrado en marzo, el estudio Fourier demostraba que el anti-PCSK9 evolocumab (Repatha, de Amgen) reduce un 20 por ciento el riesgo de eventos cardiovasculares mayores duros. Ahora, un nuevo análisis de este trabajo (26.000 pacientes del estudio seguidos durante una mediana de 2,2 años) ha demostrado una relación estadísticamente significativa entre los niveles más bajos de colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad (c-LDL) alcanzados y una tasa menor de eventos cardiovasculares en pacientes con enfermedad cardiovascular aterosclerótica establecida. Y en este análisis no se evidenció estabilización del efecto ni se identificaron nuevos problemas de seguridad. Los pacientes se dividieron en cinco grupos y no se vio ninguna diferencia significativa en los perfiles de seguridad, incluido el grupo que alcanzó el nivel de c-LDL más bajo (reducción de más de 100 mg/dl).