En su primer día en el Ministerio, Sanidad aprobaba, aunque con flexibilidad, la vuelta de las mascarillas a los centros sanitarios. Horas después de ser nombrado director general de Salud Pública, Pedro Gullón, doctor en Epidemiología y Salud Pública por la Universidad de Alcalá de Henares, acompañó a Mónica García durante el anuncio de la medida, que recordaba a la pandemia de COVID-19, etapa en la que Gullón colaboró con servicios de salud pública como el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias o en el Departamento de Salud de Navarra.

Durante una entrevista con El Global, Gullón ha hecho un amplio repaso de sus objetivos en la Dirección General, como reivindicar unos servicios de salud pública fuertes, pero también ha avanzado que, la semana que viene, se reunirá la Comisión de Salud Pública, para aprobar “la actualización del calendario vacunal”, donde, según ha asegurado, se tendrán en cuenta “exclusivamente los criterios técnicos, intentando estar libres de conflictos de interés y respetando el conocimiento científico del tema”.  

Pregunta. En la pandemia, fue una de las principales fuentes informativas para medios de comunicación por lo que muchas personas ya le conocían. Este martes, fue nombrado director general de Salud Pública, ¿qué objetivos se marca al frente de la Dirección General?

Respuesta. Estar en la Administración es un rol muy diferente al de comunicar durante la pandemia, desde luego. Llego a la Dirección General intentando dar apoyo al trabajo que hacen las personas que trabajan en las diferentes subdirecciones y unidades. Como objetivo más transversal me gustaría que tras mi periodo podamos reivindicar la salud pública más allá de la pandemia; unos servicios de salud pública fuertes y un discurso público para favorecer políticas que puedan prevenir la enfermedad y promocionar la salud.

P. En su departamento, ¿cuáles son las primeras tareas pendientes que recoge de la ex directora general Pilar Aparicio?

R. Concretando un poco los objetivos de antes, estos primeros meses recogeré muchas actividades que Pilar Aparicio estaba realizando, y a la que quiero agradecer toda la disposición y facilidades en la transición. Esperamos que estos primeros meses consigamos avanzar en algunos de estos aspectos, como el plan de reducción del tabaquismo, la creación de la agencia española de salud pública o los decretos de vigilancia epidemiológica.

P. En cuanto a las vacunas, la AEP ha publicado recientemente su calendario de inmunización recomendado para 2024 en el que propone cambios en la vacunación frente al meningococo y el neumococo en los más pequeños. ¿Se contempla desde el Ministerio analizar estas propuestas en el CISNS para incorporarlas al calendario de vacunación para toda la vida?

R. Justo la semana que viene tenemos la reunión de la Comisión de Salud Pública, donde aprobaremos la actualización del calendario vacunal. Como decía antes, vamos a tener en cuenta exclusivamente los criterios técnicos, intentando estar libres de conflictos de interés y respetando el conocimiento científico del tema.

P. ¿Qué opinión le merecen las coberturas de vacunación frente a COVID y gripe que se han conseguido hasta el momento en las CC. AA? Dado que las cifras se alejan mucho de los objetivos marcados por la OMS, ¿cuál sería su hoja de ruta para mejorarlas?

R. Sobre ello quería comentar dos aspectos. El primero de ellos es que las cifras de vacunación de gripe se encuentran muy lejos de lo que se conseguía con las primeras dosis de COVID-19, pero no es una situación catastrófica, aunque esperamos mejorar. El segundo, es que cada vez tenemos mejor información sobre el registro de vacunación, que nos puede permitir desarrollar estrategias más concretas en vacunación. Esperamos que estos dos elementos, los aprendizajes del COVID-19 y la información sobre la vacunación actual, nos permitan hacer acciones dirigidas a mejorar la cobertura de las personas que más lo necesitan. Siempre en línea con la OMS y las recomendaciones de vacunación que tengamos cada año.

“Cada vez tenemos mejor información sobre el registro de vacunación, que nos puede permitir desarrollar estrategias más concretas en vacunación”

P. Según su experiencia, y visto que las coberturas de vacunación de la población adulta se alejan mucho de las coberturas pediátricas, ¿qué medidas podrían activarse para mejorar en este sentido en un país tan envejecido como el nuestro?

R. Del COVID-19 pudimos aprender que en la vacunación podemos hacer una búsqueda activa. Los servicios de atención primaria ofrecen información a sus pacientes para que se vacunen anualmente contra la gripe, pero puede que en los próximos años consigamos aplicar estrategias para llegar a aquellos que, o por un lado rechazan vacunarse, o, por otro, no tienen una accesibilidad sanitaria tan alta. Para ello hay que repensar las campañas de vacunación clásicas, que sirven para llegar a una población, pero que probablemente tienen un techo en la población a la que se puede llegar.

P. Respecto de la infección por virus respiratorio sincitial (VRS), uno de los causantes de la denominada “tripledemia”, y tras la puesta en marcha de la inmunización frente a este virus en lactantes, ¿desde el Ministerio prevén que pudiera aprobarse la recomendación de vacunar a personas adultas o con factores de riesgo como ya están valorando otros países europeos?

R. Como todas las vacunas, no creo que sea labor del director general decidir completamente sobre ellas. Tenemos un mecanismo técnico para ello, que es la ponencia de vacunas, donde los responsables técnicos de todas las CC. AA. y el Ministerio emiten sus informes y recomendaciones sobre vacunación. El respeto a ese criterio será lo que quiero que se tenga en cuenta en España para que unas vacunas sean administradas o no.

P. Las resistencias antibióticas se han convertido en una amenaza de primer nivel para la salud pública y algunos las catalogan ya como la “pandemia silenciosa” ¿A qué nos enfrentamos y cómo abordar este problema desde la perspectiva one health?

R. Ya nos enfrentamos a ello. Si preguntas en cualquier servicio de infecciosas o de microbiología ya se encuentran con microorganismos con resistencias al límite de las herramientas que tenemos. Pero en el futuro esto puede ser peor todavía si no disponemos de un nuevo desarrollo de medicamentos antibióticos y no disminuimos la posibilidad de resistencia.

El desarrollo de medicamentos no es algo que se trabaje desde la dirección general, pero en relación a la prevención de las resistencias, tenemos que trabajar en el nivel previo al ser humano, impulsando más conversaciones y coordinación con salud animal, y, en el propio ser humano, mejorando la prescripción de medicamentos, que ya hacemos con nuestra subdirección de calidad asistencial. Asentar el concepto One Health no es fácil, a nivel teórico lo sabemos bien, pero su aplicación concreta no va a ser tan sencillo.

“En relación a la prevención de las resistencias, tenemos que trabajar en el nivel previo al ser humano, impulsando más conversaciones y coordinación con salud animal”

P. En las últimas semanas, los virus respiratorios vuelven a acaparar los titulares por su impacto en la actividad de los centros de salud y la saturación de urgencias y plantas hospitalarias… Si la incidencia siguiera en aumento, aparte de la obligatoriedad del uso de mascarillas en centros sanitarios, ¿qué otras medidas podríamos esperar los ciudadanos? ¿Cómo cree que podría evitarse que esta situación se reproduzca año tras año?

R. Por ahora, parece que los niveles de circulación de gripe se encuentran en el rango de lo que podemos considerar “alto” en los años antes del COVID-19. Las mascarillas en los centros sanitarios no tienen como objetivo reducir la incidencia poblacional, su objetivo es proteger a personas vulnerables, que son las que con más frecuencia visitan los centros sanitarios. Para reducir a nivel poblacional, debemos intentar evitar los lugares con mayor riesgo, lugares cerrados con mucha gente. Para próximos años, creo que es importante que avancemos en medidas que nos adelanten a este escenario. Lo que hagamos de aquí al otoño puede ser importante para que el escenario de tensión en los servicios de salud con los virus respiratorios que ya vivíamos como algo habitual, no sea tan habitual. Para ello, necesitamos dar un impulso a las herramientas de prevención y de adaptación de los recursos. En ese sentido, yo valoro muy positivamente que el Ministerio esté pensando en agilizar las bajas por enfermedades comunes, ya que, por un lado, puede evitar que los trabajadores acudan enfermos a los lugares de trabajo (y sabemos que los lugares de trabajo son de alto riesgo de contagio) y, por otro, puede liberar de carga a los servicios de atención primaria.

P. En la anterior legislatura quedó pendiente la aprobación de la Ley para crear la Agencia Estatal de Salud Pública que ha sido identificada como una prioridad por la ministra Mónica García. ¿Qué aportará este organismo y qué ciudades se han ofrecido a alojarlo además de Zaragoza?

R. Es una prioridad absoluta, porque es una idea que ya estaba en la ley general de salud pública del año 2011. Espero que nos pueda aportar un organismo técnico y con alto grado de independencia económica, que permita tener información científica y técnica para responder mejor a todos los retos de salud pública. Yo espero tener una fuente de información, evaluación y propuestas para la salud pública. Y para eso tenemos que darle independencia y presupuestos. Por ahora, estoy más preocupado por su estructura y funciones que por su sede concreta. Eso será el siguiente paso.

P. ¿Qué retos tiene por delante la salud pública?

R. Si te dijese solo dos grandes amenazas para la salud pública: el cambio climático y la desigualdad social en salud. Luego de ahí podemos derivar otros aspectos como el tener presupuestos adecuados para enfrentarnos a estos retos, los intereses de algunas industrias en contra de la salud de la población, o el auge dentro de algunas ideologías de discursos en contra de que todas las personas vivamos con mejor salud.


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