Marina Geli i Fàbrega nació hace medio siglo en Sant Gregori (Girona).Ha trabajado en hospital, atención primaria, salud pública, con enfermos de sida… Incluso estuvo a punto de dar a luz en una guardia, por lo que es fácil imaginar que le resulta imposible perder la mirada médica, que ahora compagina con la política, la ciudadana, la profesional y la empresarial. Dice que le quitan el sueño las listas de espera. “¿Cómo imaginar que en ocho años aumentaría la población en un millón de personas?”, se pregunta. ¿Su receta para dar abasto a tanta demanda? Ejercitar la mente. “La gente que siente el placer de la cultura es más feliz”, asegura.
Lucía gallardo
Barcelona
Pregunta. Si busca su nombre en Google, lo primero que sale es que es la madre de la actriz y modelo Carla Nieto. Hay que ver, ‘madre de’ antes que consejera.
Respuesta. Por suerte, soy más de una cosa en la vida. También soy madre de dos hijos y estoy casada. No creo que en mi currículum deba poner que soy madre de tal, lo que pasa es que ahora, en determinados ámbitos, mi hija es más conocida que yo, de lo cual me alegro. Además, vive en Madrid y me ayuda a interpretar la realidad de allí.
P. Lo suyo, se mire por donde se mire, es presumir de modelo.
R. Bueno, en el caso del modelo de sanidad catalana, ha demostrado que funciona y que es cualitativo, equitativo y eficiente. Y esto a pesar de haber asumido cambios muy importantes, como el aumento de población y el envejecimiento, las expectativas de los ciudadanos y la adaptación a la innovación.
P. ¿Y cómo padece la sociedad estos cambios?
R. Han aumentado la presión asistencial y la dificultad para resolver los temas de salud no urgentes. Es decir, que se ha producido un divorcio entre la oferta y la demanda de los servicios de salud. Hacer que casen es lo que me quita el sueño.
P. Hacer que casen y no gastar demasiado en la boda.
R. Cataluña gasta, para el nivel de calidad de su sanidad y en comparación con otras regiones europeas, menos de lo que le toca. Otra muestra de que el modelo funciona.
P. ¿La clave para hacer sostenible el sistema es rascarse el bolsillo?
R. La financiación es necesaria, pero no suficiente. La prevención y promoción de la salud es muy importante, y a veces no lo sabemos cuantificar. La actividad física y la alimentación hacen más que muchas otras inversiones. De hecho, un euro invertido en salud pública ahorra 50 euros.
P. Hay que poner más ideas encima de la mesa, ¿no?
R. Aparte de ordenar la demanda, con la potenciación de la vía telefónica, la atención primaria o la domiciliaria, habrá que hablar del copago, un debate del que nunca he huido, aunque habrá que tratar de forma tranquila y sin demagogias.
P. Se rumoreó que, tras las generales, usted se instalaría en el Paseo del Prado. ¡Maldita paridad!
R. Siempre hay quinielas, pero yo estoy muy bien aquí y agradezco mucho estarlo, sobre todo ahora que empiezo a ver lo que imaginaba en 2004. Me interesa mucho la política de Estado, pero a mí me gusta la política autonómica, donde se toca más la gestión.
P. Ya que nos hemos quedado en Cataluña. Con el tripartito, ¿es como un paciente polimedicado?
R. (Risas). Está bien la comparación, no la había oído nunca. La polimedicación, con efectos positivos y secundarios, muchas veces es totalmente necesaria, y la única receta para muchos pacientes.
P. Aparte de su familia y profesión, le queda tiempo para dedicarse a otras cosas.
R. Mi psiquiatra es la lectura. Creo que es necesario que cada uno encuentre este tipo de espacios. Hoy invertimos poco en ello, y es algo que deberíamos transmitir más a nuestros hijos, el puro placer por la cultura. De hecho, a veces le digo al consejero de Cultura que deberíamos hacer un programa de cultura y salud, que serviría como promoción de la salud mental.
P. ¿Acaso le queda mucho tiempo para leer?
R. Cada día leo aunque sea un cuarto de hora, pero no soy muy académica, leo cosas muy diversas.
P. ¿Por ejemplo?
R. Este verano he leído La elegancia del erizo, de Muriel Barbery; La vida interior de Martin Prost, de Paul Auster; y El exiliado de aquí y de allá, de Juan Goytisolo.
P. Aparte de la lectura, ¿nunca le ha dado por la interpretación, como a su marido y a su hija?
R. A mí se me da fatal, por timidez.
P. Eso sí, para posar no ha tenido timidez. Lo ha hecho usted muy bien, consejera.
R. Carla lo hubiera hecho mejor.
