Redacción Madrid | viernes, 29 de junio de 2012 h |

Hace apenas tres semanas, desde Farmaindustria se aseguraba que las redes sociales “siguen siendo una quimera” para el sector farmacéutico. Una afirmación que a primera vista podría resultar descabellada, pero que viene a poner de relieve el hecho de que, en lo que a utilización de las herramientas 2.0 se refiere, ni la industria ni los boticarios han logrado hacer de Internet y las redes sociales un espacio a su medida.

Es más, se podría decir que tanto unos como otros han dilatado durante los últimos años el ponerse al día en este tipo de cuestiones, sobre todo por las dificultades legales que entraña su uso, muy penalizado por una legislación restrictiva y antigua. Sin embargo, la crisis, como en otros muchos aspectos, ha obligado al sector farmacéutico a abrir sus horizontes digitales y buscar nuevos nichos de eficiencia en su negocio, lo que se ha traducido en un aumento notable de las consultas profesionales acerca de la materia.

Pero, en este sentido, ¿qué es lo que debe tener en cuenta la farmacia para aumentar su rentabilidad utilizando Internet y sus herramientas? Según Adela Bueno, responsable del departamento Jurídico de Asefarma, lo primero que hay que tener en cuenta es que, en España, “la farmacia está bastante limitada a nivel legal y no puede publicitarse por las vías tradicionales”. Según ella, “todo depende de lo que se quiera comunicar”, ya que, en principio, “la oficina de farmacia como tal no puede publicitarse ni hacer venta de medicamentos online”.

La legislación vigente, que depende de cada comunidad autónoma, establece por lo general la prohibición de dispensar cualquier tipo de información más allá de la placa de licenciado, la cruz y el cartel de “farmacia”. De hecho, “la aparición de la botica en Internet, por lo que respecta a la actividad propia de la oficina, se consideraría una publicidad; al igual que lo sería mandar una tarjeta de Navidad”, argumentó.

No obstante, Bueno señaló la existencia de otros nichos del negocio que no están tan sujetos a la supervisión del Ministerio de Sanidad. “Hay otras vías, como la parafarmacia, en las que un farmacéutico sí puede encontrar espacio para extender su actividad y obtener mayores beneficios.”, añadió.

Se trata, según la responsable jurídica de Asefarma, de artículos que no están tan intervenidos legalmente y que no dejan espacio a posibles guerras comerciales, que es lo que precisamente trata de evitar la legislación. “El propietario de una oficina de farmacia” debe entender que la ley, por el momento, no solamente prohíbe la comercialización o publicitación a través de la Red, sino que “salvaguarda el derecho del ciudadano a elegir libremente la farmacia en la que quiere comprar sus medicamentos”, explicó.

Por ello, según Bueno, resulta importante “asesorarse y cuidar qué es lo que se quiere comunicar y cuál va ser el canal elegido”. A este respecto, manifestó que “lo que está claro es que el profesional farmacéutico quiere ponerse al día y está muy interesado en trabajar la farmacia y hacer de ella un establecimiento rentable, por lo que necesita adaptarse a la nuevas tecnologías y hacer de su oficina, más que un establecimiento de medicamentos, un espacio de salud”.