El empleo será uno de los planos más perjudicados, pero lo que más preocupa es la dificultad que habrá para atraer inversión extranjera

La compañías lamentan que el sector farmacéutico sea el que deba cargar con una mayor contribución a la reducción del déficit público

| 2010-05-28T16:25:00+02:00 h |

A.M/A.D.C

Madrid

Empleo, producción, inversión en I+D, credibilidad hacia el exterior… Las repercusiones del RDL 8/2010 de reducción del déficit público serán numerosas en la industria farmacéutica, y lógicamente, las compañías que operan en nuestro país no han acogido la medida positivamente. En esa línea, el director general de Lilly en nuestro país, Eric Patrouillard, aseguró que provocará “el estrangulamiento de un sector que habría podido ser una pieza clave en el futuro modelo de desarrollo económico”. Precisamente este aspecto es uno de los más criticados por la industria farmacéutica. Y es que este sector, que ha sido calificado en muchas ocasiones como “motor del cambio de modelo productivo”, ve complicado desarrollar este papel con las medidas del texto legislativo encima de la mesa.

Así, el director general de Amgen España, Jordi Martí, calificó de “inconsistente” la actuación del Gobierno de nuestro país, que en el RD Ley 4/2010 de racionalización del gasto farmacéutico se comprometió a respetar la innovación y las compañías que desarrollan este tipo de fármacos, y en el nuevo texto ha aprobado unas deducciones del 7,5 por ciento en los medicamentos que no se encuentran dentro del sistema de precios de referencia (SPR).

Por su parte, el director general de Janssen Cilag, Martín Selles, hizo referencia a la situación del sistema sanitario español con respecto a los de otros países de nuestro entorno. En este sentido, comparó el 8,5 por ciento del PIB que se destina en España a Sanidad con el 10,5 ó el 11 por ciento de Francia y Alemania. Aun así, aseguró que el español es un sistema “eficiente”, pero alegó que “no podemos pretender que funcione con menos”.

Los efectos del nuevo ‘decretazo’ pueden dividirse en dos tipos de incidencia. Para Martí, el primero de ellos será la “pérdida de credibilidad como país”. En este sentido, y refiriéndose a la inversión extranjera en I+D, aseguró que “atraer cosas será más difícil”. El trabajo de Amgen en los últimos años para “atraer todo lo que es innovador” puede verse ahora trabado, ya que otros Estados de la UE tendrán “mejores condiciones de inversión”. Según Patrouillard, las medidas quedarán latentes inmediatamente, pero será sobre todo a medio y largo plazo cuando se haga mucho más difícil atraer la inversión extranjera, que irá destinada “hacia países con más predictibilidad y estabilidad”.

El segundo plano que se verá afectado será el estado de las propias compañías farmacéuticas, que se verán obligadas a realizar un esfuerzo extra para mantener los niveles de empleo y la inversión, de sus fondos propios, que cada año destinan a I+D. En este sentido, la filial de Lilly en España tendrá que implantar “una política de contención del gasto aún mayor si cabe que la que estábamos realizando en 2010”. El objetivo es, en palabras de Patrouillard, “proteger lo más posible a nuestros empleados”. Por su parte, Martí mencionó que los puestos de trabajo de Amgen en nuestro país “no se verán afectados a corto plazo”. Pese a ello, y aunque las compañías realizarán esfuerzos extra para mantener sus niveles de empleo, Farmaindustria ya ha tasado las pérdidas de puestos de trabajo: 5.000 empleos directos y 15.000 indirectos.

Un sector castigado

En lo que sí están de acuerdo las diferentes compañías es en la difícil situación por la que atraviesa nuestro país y por lo que el Gobierno ha tenido que tomar cartas en el asunto elaborando una serie de medidas en forma de recortes con el objetivo de mejorar el déficit público. Unas medidas que suponen un sacrificio comprensible, en cierta medida, dentro del sector. En lo que no están de acuerdo es que todos los recortes recaigan siempre en el mismo sector y esta vez con esta intensidad.

En este sentido, Patrouillard afirmó que la industria farmacéutica “no es el problema del déficit de nuestro país, pero podría ser una de las soluciones para salir un día de la crisis”. Es por ello que no puede entender que siendo la aportación de la industria farmacéutica al PIB del 2 por ciento “vayamos a soportar un 10 por ciento de la reducción prevista del déficit”.

Por su parte Selles también se mostró comprensible con la necesidad de un plan de austeridad que sea, lógicamente, “homogéneo para todas las compañías y para todos los productos” pero pide al Ejecutivo que cuando se discutan o se negocien los precios y el reembolso de los nuevos productos las autoridades tengan en cuenta a las compañías que hacen inversiones en España para que los precios de sus fármacos innovadores puedan estar más en la línea de la media de precios que tienen en el resto de la UE.

A este respecto, Selles aseguró que “no podemos seguir siendo uno de los países con los precios más bajos de toda Europa”. Ante esta situación, las compañías, continuó Selles, esperan y confían en que sea algo pasajero a la espera de que las condiciones económicas del país mejoren, y a corto o medio plazo “los descuentos puedan reducirse o, incluso, eliminarse”.