| viernes, 29 de enero de 2016 h |

Establecer un calendario de vacunación en el adulto, que sea común para todo el SNS y esté acordado por el Consejo Interterritorial. Ésta fue la necesidad fundamental que pusieron sobre la mesa los expertos que participaron en la presentación del informe ‘Vacunación en el adulto y el paciente crónico’, elaborado por el Grupo de Trabajo de Vacunas de la Alianza General de Pacientes (AGP). Junto a ellos, Esther Redondo, coordinadora nacional del Grupo de Actividades Preventivas y Salud Pública de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), abogó por “al menos” conseguir que se generalice un calendario de mínimos, aunque sea preferible que éste sea de máximos.

En cuanto a las vacunas básicas que deberían estar incluidas, tanto Redondo como el secretario del Grupo de Vacunas de la de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), Primitivo Ramos, coincidieron en señalar que “indudablemente” la inmunización anual contra la gripe y la vacuna antineumocócica deben estar presentes. Además, hicieron un llamamiento a que nuevos preparados, como es el caso de la vacuna del herpes zóster, sean incluidos en el calendario. “A medio y largo plazo, la cuarta parte de los pacientes muy mayores que la padecen, desafortunadamente perderán su bien más preciado, que es su autonomía, convirtiéndose en dependientes”, aseguró Ramos. También abogaron por incluir tres dosis y dos de recuerdo cada diez años contra la difteria, el tétanos y la tosferina para los mayores.

Aunque no todas las vacunas que consideran los facultativos que deberían incluirse en el calendario lo están (ni está previsto que se añadan fundamentalmente por motivos económicos), Redondo recordó que la inversión en vacunas es rentable. “Por cada euro invertido se recuperan cuatro a medio y largo plazo”, estimó.

Barreras

El presidente de la AGP, Antonio Bernal, detalló que el grupo de expertos que elaboró este informe detectó una serie de barreras que dificultan que la inmunización en el adulto se produzca de manera satisfactoria. En concreto, se refirió a los incrementos de la cronicidad, la pluripatología y la comorbilidad. Junto a ellas se sitúa la reducida inversión en políticas de prevención. En España solo se dedica un uno por ciento del gasto farmacéutico (frente al dos o tres por ciento en otros países del entorno europeo), circunstancia que unida al bajo conocimiento sobre las vacunas de adulto que tienen tanto los pacientes como los profesionales sanitarios y los decisores, agrava la situación. Redondo incidió que el herpes zóster y el neumococo incrementan la posibilidad de padecer posteriormente un ictus o un infarto de miocardio y que los facultativos no siempre informan a los pacientes del riesgo que corren con ciertas enfermedades y la posibilidad de prevenirlas con vacunación.

Según la encuesta realizada por el Grupo de Trabajo entre las asociaciones de pacientes que forman parte de la AGP, se llegó a la conclusión de que al 57,7 por ciento de los pacientes no se les ha preguntado por su estado de vacunación en el último año, sólo al 65,4 su médico les ha recomendado algún programa de prevención y el 64 por ciento valora altamente la vacunación como herramienta para mejorar su calidad de vida, a la que otorgan cuatro sobre cinco puntos. Según esta misma encuesta, el 60 por ciento de los pacientes considera importante estar vacunado para no alterar el pronóstico de su patología, mientras que el 75 por ciento de ellos asegura que se sumaría a programas de prevención con vacunas recomendadas por su médico pero no financiadas.

Bernal explicó que solo los pacientes con patologías concretas contaban con información sobre vacunación en el adulto, para el resto fue “una sorpresa” descubrir que cada vez las posibilidades son mayores por el incremento de inmunizaciones en el mercado. Por este motivo, Redondo apeló a la responsabilidad del médico para informar a sus pacientes de las vacunas que pueden beneficiarles, aunque no estén financiadas, para que sea el paciente el que elija contando con todos los datos, dejando de lado actitudes paternalistas. Asimismo, incidió en la necesidad de contar con documentos de consenso y guías que ayuden al facultativo de atención primaria a tener de manera accesible la evidencia científica. Ramos además animó a los sanitarios a dar ejemplo y vacunarse, y recordó que la tasa de vacunación entre ellos se encuentra solo en el 30 por ciento. Además, en los cupos en los que el facultativo y la enfermera se inmunizan, la tasa entre sus pacientes es más elevada.

El secretario general de la SEGG lamentó que, mientras parece que todo el mundo está concienciado con la vacunación del niño, cuyo cumplimiento se acerca al cien por cien, no sucede lo mismo en el caso de los adultos con riesgo o los mayores. En España, la tasa se situó en el 56,4 por ciento, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud recomendaba que para 2015 se alcanzase un 75 por ciento. Además, existen diferencias significativas entre regiones pues, mientras que en la Comunidad de Madrid, Castilla y León y Logroño ronda el 62 por ciento, en otras como Ceuta, Melilla o Baleares es muy baja.

Inequidades

El presidente de la AGP denunció también “diferencias tremendas” entre regiones porque “no hay forma de poner de acuerdo a las comunidades autónomas”. En esta línea, apuntó a que el hecho de que las decisiones no sean vinculantes crea inequidades que, incluso, se dan dentro de la misma región. Por este motivo, recomendó una buena planificación para que quede claro “quien cumple y quien no”. Además, instó a los pacientes a aceptar el tener que pagar por ciertas cosas, como puede ser alguna vacuna, a cambio de tener cubiertos procesos más importantes, siendo conscientes de que el SNS no lo puede pagar todo. “Cada vez se trabaja más en humanizar la sanidad, algunas comunidades han creado direcciones generales con este nombre, y yo diría que vacunar es humanizar”, subrayó Bernal.

Sin embargo, los expertos no quisieron dejarse llevar por el pesimismo y coincidieron en señalar que sí hay solución. La portavoz de Semergen incidió en que “no hay males endémicos” mientras que Ramos recomendó “rescatar” a las comunidades que van más retrasadas para ponerlas a la altura de las líderes.