alberto cornejo Bruselas | viernes, 15 de febrero de 2013 h |

La farmacia europea vive tiempos de incertidumbre. La crisis económica que afecta a Europa, de la que tampoco escapa el sector; la tendencia de los gobiernos europeos a los recortes; así como otras amenazas que afectan particularmente a los modelos regulados, han llevado la preocupación al seno de la patronal farmacéutica europea (PGEU). Su presidente para este año, Maximin Liebl, hace repaso para EG de la actualidad de la farmacia europea.

Pregunta. Lo primero, enhorabuena. ¿Con qué retos accede a la presidencia de la PGEU?

Respuesta. Considero esencial que organismos como la PGEU lideren una postura común para el avance de la profesión. Nos enfrentamos a muchas dificultades: presión económica, amenazas liberalizadoras o nuevas formas de distribución, que tenemos que afrontar juntos.

P. ¿Y sobre el terreno político?

R. Es esencial defender nuestros intereses en el ruedo político europeo, ya que se han publicado nuevas directivas que tenemos que asegurarnos sean coherentes a los intereses de los farmacéuticos.

P. ¿Cómo cree que afecta la crisis a la farmacia europea?

R. En muchos países, la rentabilidad de las farmacias se ha reducido notablemente. A ello hay que unir la dramática caída del precio de los medicamentos en toda Europa. Todo esto tiene graves consecuencias para los farmacéuticos de países que, como España, basan su retribución en márgenes.

P. ¿Es la crisis una amenaza para garantizar la sostenibilidad de la red europea de farmacias?

R. La crisis está teniendo un impacto significativo en el mapa farmacéutico europeo. En 2012 la PGEU aprobó una declaración sobre cómo las farmacias podían contribuir a mejorar la eficiencia y rentabilidad de los sistemas sanitarios. Incidíamos en que, cuando se trata de controlar el gasto, las farmacias son parte de la solución, no el problema. En la eficiencia de los sistemas, las boticas podrían hacer mucho más, pero solo puede suceder si la red es sostenible.

P. ¿Ha mantenido algún contacto con la Comisión Europea para alertar de este riesgo?

R. En los dos últimos años hemos mantenido frecuentes contactos, en especial respecto a países afectados por la crisis del euro.

P. Esta crisis económica, ¿es una oportunidad o una traba para la implantación de nuevos servicios?

R. Ambos. Por una parte, es una oportunidad, ya que hay una clara necesidad de mejorar el uso racional de los medicamentos, abordando desde las farmacias la polimedicación innecesaria y el seguimiento farmacoterapéutico. Esto ahorraría millones de euros a los sistemas sanitarios. Pero para que las boticas desarrollen más servicios es necesario invertir, tomar riesgos y ajustar el modelo de negocio. Eso ahora es un reto, al ser difícil asegurarse una mínima rentabilidad.

P. Como sabrá, el Gobierno español ha planteado la posible liberalización de la propiedad de las farmacias. ¿Cuál es su opinión?

R. Me opongo firmemente a la eliminación de las actuales restricciones sobre la propiedad. Estas restricciones son esenciales para proteger la integridad y la profesionalidad de las boticas.

P. El Tribunal de Luxemburgo avaló este tipo de restricciones. ¿Qué le parece que ahora sea el propio Gobierno español quien abra esta vía?

R. El Tribunal de Luxemburgo ya ha sido absolutamente claro sobre la justificación de estas restricciones en beneficio de la salud pública. Por eso, me parece decepcionante la propuesta del Ministerio de Economía. Pero sé que son muchos en España quienes están luchando para proteger el modelo independiente.

P. La Comisión Europea, el FMI o el Banco Central Europeo son organismos pro liberalización. ¿Un lobby demasiado fuerte?

R. Extremadamente importante, sobre todo respecto a los países que reciben rescates o podrían ser rescatados. La opinión de estas entidades es que la regulación inhibe el desarrollo económico, pero en el sector salud sabemos que la regulación es esencial para proteger la calidad de los servicios.

P. ¿Ha hablado de esto con Carmen Peña, presidenta de los farmacéuticos españoles?

R. Me encuentro con Carmen varias veces al año en nuestras asambleas generales. Además, estamos en contacto constante con nuestra delegación española. En lo que respecta a Carmen, está haciendo un trabajo fantástico en muy difíciles circunstancias. En la defensa del modelo español nadie puede hacerlo mejor que Carmen.

P. ¿Cree que la liberalización de la propiedad abrirá la puerta a la futura desregularización total?

R. Es posible. La liberalización tiende a aparecer como el inicio de un paquete de varias medidas, como así hemos comprobado en países que han liberalizado recientemente sus modelos, como Irlanda, Noruega y Suecia. Pero también hay ejemplos contrarios. En Italia, la supresión de la exclusividad de las boticas para vender fármacos sin receta no ha conducido aún a completar la liberalización.

P. La farmacia española ha sufrido 12 medidas desde 2000. Si esta línea continúa, ¿cree que está en riesgo la calidad del servicio?

R. Inevitablemente. Los farmacéuticos tienen que invertir, motivar a su personal, disponer de tiempo para comunicarse con los pacientes, y mantener los altos estándares del servicio. Es un reto que los bajos ingresos dificultan.

P. Recientemente, la PGEU ha presentado el Libro Blanco de la Farmacia Europea. ¿Qué importancia tiene este documento?

R. Aporta una visión de futuro de nuestra profesión. Tenemos que pensar hacia dónde vamos y cómo vamos a superar los desafíos. Si no lo hacemos, otros dirán que no tenemos nada que contribuir más allá de la dispensación de medicamentos. Ese sería el principio del fin para nuestra profesión.