El 3 de agosto de 2020, el Gobierno presentaba la app Radar Covid como una de las principales apuestas en el mejor control y rastreo de casos positivos de COVID-19 mediante la implicación y responsabilidad (voluntaria) de la sociedad en esta trazabilidad. Serían los propios ciudadanos quienes, en caso de resultar positivos, podrían registrar de forma anónima la información referente al origen del contagio, recientes movimientos, etc y crear un sistema de alertas por geolocalización para el resto de usuarios que activasen la app. La iniciativa se asemejaba, aunque con salvedades, a otras ya existentes, y que se desarrollaban con éxito, en el espectro internacional.

Sin embargo, ahora que alcanza su primer aniversario, Radar COVID presenta más sombras que luces. Por los datos… y, sobre todo, sensaciones. Nunca llegó a contar con la completa complicidad de la comunidad científica y académica, y el desapego social con esta herramienta también es evidente. Su ya entrada con mal pie —críticas por la falta de participación y transparencia en su creación, implantación desigual en tiempos en las CC.AA y no sin reticencias, etc.— puede explicar en parte todo lo sobrevenido después.  Lo que mal empieza…

Datos generales de Radar COVID (a fecha 18 de julio). Fuente: radarcovid.gob

“La idea era buena, sobre todo en la primera parte de la pandemia cuando no había pruebas diagnósticas suficientes. Pero los resultados no lo han sido. Más importante que la utilidad de la app lo era la capacidad de la Administración para liderar, convencer y dar credibilidad a la iniciativa; creo que todo eso ha faltado”, opina para EG Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva en la Universidad Rey Juan Carlos y experto en Salud Pública.

Desde la Sociedad Española de Informática de la Salud (SEIS), aunque descartan hacer valoraciones concisas a proyectos en los que no han participado, su presidente Luciano Sáez sí recuerda que “para que un proyecto tenga éxito es vital contar además de con los responsables de las TIC de las organizaciones implicadas, con las instituciones sanitarias, los responsables de la asistencia sanitaria y los ciudadanos”. Cuando menos respecto a SEIS, “no ha sido así”, confirma.

Por debajo de los objetivos marcados

Tuvieron que pasar varios meses para que, en octubre de 2020 y con la incorporación última de Cataluña, se completase la accesibilidad para toda la población española. Según los datos facilitados a EG por la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial (Sedia) del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Tecnológica, Radar COVID celebra su primer aniversario con cerca de 7,6 millones de descargas. Ello significa que no más del 18 por ciento de la población tiene instalada la app en su dispositivo móvil.

Son números por debajo de los objetivos marcados. El propio Ejecutivo situó ese umbral en un mínimo del 20 por ciento de la sociedad, a fin de que el rastreo pueda ser “efectivo” en términos de reducción de contagios. Desde el pasado mes de febrero, el crecimiento de descargas y, por ende, de la tasa de penetración, es prácticamente residual, sin superar las cien mil descargas mensuales (ver gráfico). Ya en diciembre, cuando la app computaba 5,5 millones de descargas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reconocía que “no eran suficientes”.

Todo ello, pese a los esfuerzos promocionales. Y es que la inversión en publicidad supera los 3,5 millones de euros, con impactantes acciones como la colocación —aprovechando la ausencia de público— de una lona virtual en la grada lateral del Nou Camp animando a su descarga durante la disputa del encuentro entre F.C. Barcelona y Real Madrid el pasado 24 de octubre.

Una de las más impactantes promociones de Radar Covid tuvo lugar en el encuentro F.C Barcelona-Real Madrid en octubre de 2020

Un uso de Radar COVID aún menor

Pero las cifras más demoledoras son las relativas a su uso. Aquellos ciudadanos contagiados por COVID-19 pueden recibir un “código” por las autoridades sanitarias para ‘volcar’ su información de forma anónima y privada en la app. Las CC.AA han solicitado a los gestores de la app más de 1.100.000 códigos para entregar a población contagiada. Sin embargo, en el extremo final, apenas un 2 por ciento de usuarios completaron este proceso (69.000 códigos introducidos en el sistema), bien sea por su decisión personal de no hacerlo o porque finalmente no se les fue entregado.

Gráfico de códigos solicitados por CC.AA Vs códigos introducidos (radarcovid.gob)

La CC.AA con más códigos introducidos es Asturias, pero sin superar siquiera el 7 por ciento respecto al total de los entregados. En el extremo opuesto, hasta cuatro regiones —Canarias, Extremadura, Andalucía y Comunidad Valenciana—, más las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, se sitúan muy próximos al 0% de casos confirmados en la app (ver gráfico). A ello se suman las conocidas como “experiencias de uso” y que tampoco son positivas: exceso de consumo de la batería, fallos periódicos, etc.

¿Tiene futuro Radar COVID?

Cuesta, por tanto, encontrar “defensores” de Radar COVID, más allá de las partes implicadas. En valoraciones a MUY, Sedia incide en que “Radar COVID ha contribuido a complementar la detección de contactos estrechos y nuevos positivos a través del rastreo digital, siendo una herramienta de apoyo fundamental a las actividades de rastreo manual que se han puesto en marcha en las diferentes CCAA”.

Respecto a las comparativas internacionales, se insiste en que “está alineada con las mismas prácticas que han implantado con la gran mayoría de países de la UE que han desarrollado este tipo de aplicaciones”. Sin embargo, los expertos destacan que allá donde han funcionado estas herramientas tecnológicas similares, “han sido bien comunicadas”, indica Ángel Gil poniendo a Dinamarca como uno de los ejemplos de éxito.

Con este presente, ¿tiene futuro Radar Covid? “Mientras sigamos teniendo transmisión comunitaria del coronavirus, sin duda alguna seguirá siendo una herramienta vital”, apuntan desde Sedia. El objetivo, incluso, pasa por dotarla de “nuevas funcionalidades”. Y quizá solventar —obligatoriamente— errores. Sobre Radar COVID y sus gestores están abiertos dos procesos sancionadores de la Agencia Española de Protección de Datos por “indicios racionales de una posible vulneración de la normativa en materia de protección de datos”.