La crisis sanitaria derivada de la COVID-19 trajo consigo, más allá de las consecuencias fruto del nacimiento de una pandemia, el impulso en clave económica de la infraestructura y futuro del sector. Los Fondos Next Generation se han convertido así en piedra angular del refuerzo de los sistemas en todo el continente algo que, como no podía ser de otra forma, ha afectado de pleno a nivel nacional. La finalidad de los mismos es modificar el modelo productivo en nuestro país articulando proyectos de país en diferentes áreas a través de los conocidos como PERTE. En sanidad, el PERTE para la Salud de Vanguardia aglutina y calendariza cuál es la inversión prevista en el marco de las citadas inversiones.

Según se detalla en su memoria explicativa, el objetivo es crear un círculo virtuoso entre los actores que configuran el sector con el objetivo de desplegar las capacidades tecnológicas e industriales necesarias que permitan la generación de un sistema sanitario de altas prestaciones orientado a la protección de la salud, dando respuesta inmediata y flexible a los retos sanitarios.

Para ello se basa en la medicina de precisión, las terapias avanzadas, la inteligencia artificial, apuntando a la necesidad de facilitar la transferencia del I+D+i académico al sector industrial a través de herramientas de colaboración público-privada, así como la promoción de las capacidades industriales mediante la innovación en procesos industriales y de manufactura.

Configurar un sistema de salud de altas prestaciones transformado digitalmente, el objetivo a lograr

Por tanto, el objetivo general del PERTE se centra en fomentar la generación sostenible de tejido industrial rejuvenecido, resiliente y próspero, y la creación de empleo de calidad transgeneracional a través de la colaboración público-privada bidireccional y cohesionada, orientado a la protección de la salud colectiva e individual mediante un sistema de salud de altas prestaciones transformado digitalmente.

El camino trazado en su arranque

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presentó oficialmente este proyecto en noviembre de 2021. En aquel entonces, avanzó que entre el curso saliente y 2023 se movilizarían hasta 1.469 millones de euros dedicados a cumplir los propósitos marcados. De ellos, más de 982 millones de euros se invertirían desde el sector público, mientras que cerca de 487 millones de euros provendrían del sector privado.

Ese mismo mes recibió visto bueno del Consejo de Ministros, donde se ahondó en su principales objetivos y líneas transversales. Entre ellos, posicionar España como país líder en la innovación y desarrollo de terapias avanzadas o el impulso de la implementación equitativa de una Medicina Personalizada de Precisión, favoreciendo el refuerzo, el desarrollo y la creación de empresas competitivas basadas en la generación de conocimiento.

En otro orden se apostillaba el desarrollo de un SNS digital, con una base de datos integrada que permita la recogida, el tratamiento, el análisis y la explotación de los datos procedentes de las distintas fuentes para mejorar la prevención, el diagnóstico, el tratamiento, la rehabilitación y la investigación.

Asimismo, el PERTE apuesta por potenciar la atención sanitaria primaria con la aplicación de tecnología avanzada para todas las actividades que impliquen relación con la ciudadanía y la gestión de los recursos en cualquier punto del país y en todos los ámbitos asistenciales, en condiciones de ciberseguridad, para reforzar la cohesión social y territorial.

En el marco de sus líneas transversales se activó en febrero el Plan Complementario de Biotecnología, un programa de investigación cogobernado y cofinanciado entre Sanidad y las CC. AA. implicadas en el mismo con un presupuesto total de 32 millones de euros. El objetivo de este era impulsar la I+D+i en la biotecnología aplicada a la salud para avanzar hacia tratamientos individualizados.

Como respuesta a la petición de una mejor coordinación, los ministerios Sanidad y Ciencia constituyeron la Alianza Salud de Vanguardia junto a agentes del sector sanitario de índole pública y privada. El fin último era intensificar el contacto entre todos los actores -administraciones públicas, comunidades autónomas, sociedades científicas, asociaciones empresariales y de pacientes- que participan del proyecto respaldado por fondos europeos.

Se previó una periodicidad cuatrimestral para la celebración de la citada Alianza, enfocada en el seguimiento del despliegue de los instrumentos de inversión y actuaciones programadas en el marco del PERTE.

Hoja de ruta a cinco años

Tal y como argumenta la memoria explicativa del PERTE, la inversión en salud despliega importantes impactos económicos y sociales, como el efecto multiplicador de la propia inversión y su efecto arrastre sobre el conjunto del PIB y del empleo. Por ello, el Gobierno central apunta con este proyecto a diferentes logros a conseguir en sus cinco años de ejecución, como la consolidación de la innovación biomédica alrededor del sistema sanitario “como un potente motor para el cambio de modelo productivo”.

Del mismo modo, se busca ubicar a España como referente en medicina de precisión a través del uso masivo, inteligente y orientado a la salud de diferentes fuentes de datos (biológicos, ambientales, funcionales, conductuales y otros). Además, como fruto de la colaboración público-privada que vehicula el PERTE, apunta a logros cuantitativos:

  • Desarrollo con éxito hasta fase 1 de 5 medicamentos de terapia avanzada y otras terapias emergentes
  • Desarrollo con éxito hasta fase 2 de 3 medicamentos de terapia avanzada (en el marco de misiones)
  • Llevar hasta la autorización y comercialización 2 terapias avanzadas en 2027 fabricadas en España (instrumento de coinversión)

En el terreno de la aplicación tecnológica y digitalización ‘de vanguardia’ se apunta dar solución a retos como la atención personalizada, “con equidad en el acceso, capacidades de prevención y detección remota y continuidad asistencial y proporcionar a los profesionales acceso transparente a los datos, a la colaboración con otros servicios sanitarios y a sistemas de soporte a la decisión”.

Por ello, el fin último que persigue el Ejecutivo es el desarrollo de nuevas capacidades industriales y la modernización y digitalización de las existentes, asegurando un tejido industrial competitivo. En última instancia, el PERTE también busca dar el paso definitivo en la mejora atención primaria y comunitaria en el SNS, configurando su transformación digital de manera integral, accesible, de calidad y equitativa. Para ello, esta tarea apareja una inversión de más de 230 millones de euros.

Expectativa e impacto económico

La estimación del impacto global del PERTE Salud de Vanguardia sobre el PIB y el empleo se han analizado en base a tres áreas distintas. Así, en cuanto a las actuaciones innovadoras y de transformación en el SNS que se proponen este PERTE, estas actuaciones pueden generar una contribución en PIB de hasta 2.176,496 millones de euros (considerando el efecto arrastre en otros sectores) y un impacto en el empleo próximo a 7.454 nuevos puestos de trabajo, cifra que se elevaría hasta 9.141 si se considera el efecto inducido.

Por su parte, las medidas de innovación y fortalecimiento industrial podrían generar una contribución al PIB de unos 1.000 millones de euros; y un impacto sobre el empleo que podría alcanzar los 2.020 puestos de trabajo en función de diversas metodologías.

De cumplirse las previsiones, se generaría una contribución al PIB que alcanzaría los 4.335 millones de euros

Finalmente, las medidas vinculadas a la transformación digital y la inteligencia artificial se estima que podrían generar una contribución en PIB de 1.159 millones de euros, y un impacto sobre el empleo que podría alcanzar los 1.527 puestos de trabajo.

Por tanto, si se cumplieran todas las previsiones, se estima que globalmente el PERTE Salud de Vanguardia generaría una contribución en PIB de hasta 4.335 millones de euros, y la creación de 12.688 nuevos puestos de trabajo.

Previsión y ejecución

Hasta la fecha se ha desarrollado una pequeña parte de 1.469 millones asociados a la iniciativa. En este sentido, el caudal económico con la industria privada como receptora arrancó en mayo, cuando el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, abrió una convocatoria de ayudas enmarcadas dentro del PERTE destinada “a proyectos estratégicos para la transición industrial del sector farmacéutico y del sector de productos sanitarios”.

Según rezaba en la orden del BOE, las ayudas concedidas en el marco de esta convocatoria podrían tener la forma de préstamo, subvención o de una combinación de ambas modalidades. El importe total máximo convocado fue de 50 millones euros de los que 25 millones eran en forma de préstamos y otros 25 millones en forma de subvención.



Para Jorge Mestre-Ferrándiz, profesor asociado de la Universidad Carlos III, se trataba entonces de una forma de incentivación para las empresas farmacéuticas y de apoyo gubernamental a esos proyectos. Sin embargo, apuntaba que, “si valoramos la facturación a nivel del SNS tanto en gasto hospitalario como en recetas en el orden de los 20.000 millones de euros, 50 millones es una cantidad inapreciable”.

Por ello, el también miembro de la Asociación de Economía de la Salud (AES), consideraba que “en el montante de unos presupuestos gubernamentales y de un país como el nuestro, sinceramente no son una cantidad apreciable, pero representan una carga simbólica destacada, y refleja ese apoyo a la innovación y a la mejora de la colaboración público-privada”.

Por otro lado, la administración pública liberó también en julio la convocatoria de Medicina de Precisión 2022 desde el Instituto Salud Carlos III (ISCIII). La ministra de Ciencia, Diana Morant, adelantó que serían 81,5 millones de euros los que se dedicarían a incrementar la precisión de los procedimientos de prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación.


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