Las leyes sanitarias se quedan en el cajón

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La política tiene esa doble virtud: pone sobre la mesa soluciones a problemas o retrasa acometerlos. En materia sanitaria se afirma que ciertos asuntos son una prioridad política, pero la realidad es que su solución se retrasa.

La solución a problemas complejos que es preciso abordar en sanidad requiere una sencilla fórmula: acometerlos con voluntad política. Al menos, hacer los deberes implica impulsar el diálogo entre las partes, asignar una partida presupuestaria si es el caso e impulsar un texto legislativo si procede.

“Resulta complicado abordar una agenda sanitaria cuando los ministros no están el tiempo suficiente en el cargo”

Todos los grandes retos sanitarios se pueden acometer con esta fórmula.

El tiempo no es un problema

Resulta complicado abordar una agenda sanitaria al máximo nivel cuando los ministros no están el tiempo suficiente en el cargo. Desde 2018 llevamos cuatro ministros en cinco años, pero aún tendremos un sexto ministro o ministra más en este 2023.

¿Acometerá la nueva titular de sanidad algún texto normativo pendiente? ¿Solucionará alguna especialidad pendiente, como infecciosas o urgencias? ¿Abordará con el CISNS la falta de personal sanitario?

Un ministro o ministra de sanidad debe tener tiempo y pericia, pero también capacidad y voluntad política.

Como curiosidad, si se me permite la expresión, tenemos a la ex ministra de sanidad y consumo, Ana Pastor, que en media legislatura (no llegó a dos años) impulsó leyes y planes como la Ley de Cohesión y Calidad , la ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, el Plan Nacional contra el tabaco o el primer Plan Nacional contra el cáncer, por citar las más conocidas. El tiempo sólo es un problema para algunos políticos.

Por supuesto, no voy a entrar en la pericia con la que se redactan las leyes que elaboran personas sin el conocimiento adecuado.

Atención primaria

Lo cierto es que los PGE del Gobierno de España y de CC.AA. como Madrid, c. valenciana o Andalucía incluyen en sus presupuestos una dotación para el desarrollo de la Atención Primaria (AP). Desde la construcción o mejora de centros de AP hasta el impulso digital pasando por completar las plantillas y solucionar el problema de las vacantes.

Diálogo y presupuesto están más presentes en unas CC.AA. que en otras, pero no hay agenda nacional ministerial en estos momentos. La mesa de la profesión no tiene quien le escuche. Los conflictos se irán resolviendo a medida que avance el diálogo autonómico y que la oportunidad del momento prelectoral se disipe.

Pero sin un acuerdo de Gobierno y CC.AA. y de un trabajo abierto y sincero, la AP será un eterno problema que espera el liderazgo requerido. Cada cual responderá antes sus electores, quizás en mayo o quizás el próximo diciembre. Llegar sin los deberes hechos tendrá efectos.

“La ministra Darias se irá sin haber avanzado ni obtenido ningún texto sanitario legislativo relevante”

Equidad

El goteo de informes y análisis que confirman la inequidad en España es constante. Ahora es la propia OCDE y la Comisión Europea que alertan a través del Registro Europeo de Desigualdades en Cáncer. Y están llegando sus análisis a los Estados miembros y a las CC.AA en España.

España presenta tasas de mortalidad por cáncer bajas, de 218 por 100.000 habitantes en 2019. La mortalidad ha disminuido un 11% en 8 años en nuestro país. El cáncer de pulmón, colorrectal y de páncreas son los que mayor tasa de mortalidad presentan en nuestro país. Pero hay que explicar por qué entre una CC.AA. y otra puede haber 50 muertes más por cada 100.000 habitantes.

En cuanto a la atención oncológica, entre una CC.AA. y otra la estancia de una mujer con cáncer de mama se duplica. En lo que respecta al cribado, España no supera la media de la UE en colorrectal y de cérvix según los datos de 2019. Algunas CC.AA están resolviendo estas carencias.

Innovación

La mortalidad en cáncer y otras enfermedades está fuertemente influida por la innovación. Llevamos meses escuchando a sociedades científicas, consejeros de sanidad o parlamentarios los retrasos de España en la aprobación de nuevos medicamentos. Se trata de un problema con dos areas diferenciadas.

Por un lado, el tiempo desde que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprueba un fármaco hasta que obtiene precio y financiación en España. Este tiempo es de 469 días para España, y un 41% de los fármacos son aprobados en España con restricciones a su uso.

Por otro lado, el informe de inequidades pone de manifiesto una media de entre 5 meses y 13 meses para que estos tratamientos lleguen a todas a las CC.AA. Y nada justifica que algunos tratamientos tarden en llegar a una CC.AA casi 3 años (33 meses).

¿Política farmacéutica?

Se anunció en 2022 que sería una ley. Se ha incluido por segundo año ahora en el plan Normativo de 2023. Ahora parece que será un RD que no se sabe qué incluirá.

Aunque César Hernandez sigue construyendo el “armazón” de un mejor acceso en 2023, lo cierto es que el acceso a la innovacion que reclaman sociedades científicas, asociaciones de pacientes y las compañías que sustentan la investigación médica en España, está en punto muerto.

La ministra Darias se irá sin haber avanzado ni obtenido ningún texto sanitario legislativo relevante.

Solo un Real Decreto de Especialidades anunciado ya en 2019 y aprobado en julio de 2022 por el Consejo de ministros que no está teniendo el impacto esperado por inespecífico. En el haber de la ministra Darias, eso sí, estrategias en cáncer, salud mental y atención primaria. Pero la política eficaz debe acabar en soluciones, no sólo en estrategias.

Porque, a día de hoy, tampoco tenemos aprobada la Agencia de Salud Pública que tan anunciada y urgente era. Al menos, ya está en las Cortes, tras ser aprobada en Consejo de ministros por la “via de urgencia”, por supuesto.