La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) decidió en 2016 proclamar el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. ¿El objetivo? Lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas.

Prueba de la necesidad de esta reivindicación es que, según destaca Farmaindustria, solo uno de cada tres investigadores en todo el mundo son mujeres y representan apenas el 28 por ciento de los profesionales que desarrollan su carrera en sectores de alta y media-alta tecnología.

“Pero si hay un sector dentro de la ciencia que ha roto esta barrera de género es el de la industria farmacéutica, que se ha convertido en los últimos años en un referente para la integración de la mujer en el terreno de la I+D”, asegura Farmaindustria.

El papel de las mujeres en la industria

En el caso de España, las mujeres desempeñan hoy un “papel medular” en los laboratorios farmacéuticos innovadores. La relevancia de la investigación en la industria farmacéutica y el impulso que da este sector al empleo femenino se refleja en que una de cada cuatro investigadoras que trabaja en la industria española lo hace en compañías farmacéuticas.

El perfil del profesional dedicado a la I+D en la industria farmacéutica es mayoritariamente femenino: dos de cada tres puestos de trabajo del área del área de investigación de las compañías farmacéuticas son desempeñados por mujeres, el dato más alto de todo el tejido productivo en nuestro país.

En tareas de investigación y desarrollo, la industria farmacéutica emplea ya en nuestro país a cerca de 6.000 personas. Estos departamentos de I+D destacan por la elevada cualificación de sus profesionales. Así, más del 80 por ciento de los empleados en esta área son titulados superiores universitarios, lo que supone un crecimiento de casi 10 puntos en la última década.

La prevalencia femenina en el área de I+D supera incluso la ya mayoritaria proporción de mujeres en la industria farmacéutica, que desempeñan más de la mitad de los puestos de trabajo en un sector que destaca por su empleo de elevada calidad y cualificación. En España, aparte de la industria farmacéutica innovadora y del sector de la confección, ningún otro sector productivo supera el 50 por ciento de empleo femenino.


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