Marcos Cana Budapest | miércoles, 30 de abril de 2014 h |

Aquellos farmacéuticos que viven el día a día de la profesión, ya ejerzan en boticas u hospitales, son conscientes de que en aras de la mejor atención al paciente, el presente y el futuro pasa por la colaboración interdisciplinar con otros profesionales sanitarios, como es el caso de los médicos. Un mensaje, el de fomentar la coordinación médico-farmacéutico que también han hecho suyo colegios farmacéuticos y sociedades científicas… E incluso ha traspasado las paredes de las facultades de Farmacia europeas, donde sus estudiantes parecen tener bien aprendida esta ‘lección’.

La prueba más fehaciente y reciente de ello se localizó la semana pasada en la ciudad húngara de Budapest, donde se celebró del 25 de abril al 1 de mayo el 37 congreso anual de la Asociación Europea de Estudiantes de Farmacia (EPSA), que reunió a representantes estudiantiles de más de una decena de países, entre ellos una delegación de la Federación Española de Estudiantes de Farmacia (FEEF). Diversas mesas redondas y talleres prácticos incidieron en “cómo se puede estrechar la colaboración con los médicos, de tal forma que el farmacéutico pueda ganar terreno en este aspecto y asumir más funciones y responsabilidades”, señala a EG Julián Laínez, miembro de la FEEF y representante español en el comité de estudiantes de Farmacia en Europa. Miguel Vargas, presidente de la FEEF que también acudió a Budapest, apostilla que “creemos que el farmacéutico puede tener una mayor participación en el proceso de prescripción, sobre todo en lo que se refiere a dosificación y seguimiento farmacoterapéutico, competencias que deben ser exclusivas de este profesional”.

Precisamente, dentro de esta postura común del colectivo estudiantil europeo favorable a la mayor coordinación con otros profesionales sanitarios, la delegación española centró su posición en apostar por esas funciones (dosificación y seguimiento) frente a otras posibilidades como “la coprescripción”, matiza Vargas. No obstante, a rasgos generales, “España está bastante retrasada respecto a otros países de la Unión Europea respecto a colaboración interprofesional”, indica el presidente de la FEEF. Por ejemplo, en este evento se citó el ejemplo de Holanda, donde su ley nacional farmacéutica sitúa al boticario en el mismo nivel de responsabilidad que el médico respecto a los resultados terapéuticos del paciente.

Preocupaciones

Este evento, al ser punto de encuentro de cientos de representantes de colectivos estudiantiles europeos, sirve también como ‘termómetro’ para medir las principales preocupaciones que manifiestan cara a su futuro profesional. En este sentido, no son pocas. Según enumera Laínez, “a los estudiantes nos preocupa la intromisión de otros profesionales en nuestro terreno, la rentabilidad futura de la oficina de farmacia, así como nuestro papel en investigación y en el ámbito hospitalario, donde creemos que el farmacéutico quiere, y debe, ostentar más responsabilidades”. Al margen de estas preocupaciones globales, la delegación española que acudió a este congreso no dejó pasar la oportunidad para hacer hincapié “en la defensa de un modelo farmacéutico como el español”, confirma Vargas.

Asimismo, el 37 congreso anual de la EPSA también abordó otras cuestiones que si bien ahora están ‘en pañales’, formaran parte del día a día de estas nuevas generaciones cuando finalicen sus estudios y comiencen a ejercer. Es el caso, por ejemplo, de la futura tarjeta única sanitaria europea, cuyas implicaciones y ventajas también fueron analizadas en este encuentro.