| domingo, 07 de junio de 2009 h |

José María López Alemany

En cada país los ciudadanos se comportan tal y como las administraciones públicas y la sociedad les han acostumbrado. En España, desde hace mucho tiempo se ha creído que todo lo relacionado con la sanidad, y digo todo, debe ser gratis. Por ese motivo, no es de extrañar que, aún más en la situación de crisis que vivimos los pacientes acudan al médico a que éste les dé el ‘cheque’ (en algunos casos llamado receta) para el medicamento que creen que deben tomar les salga gratis. Todo ello antes de acudir a la farmacia a por ese mismo medicamento que cuesta lo mismo que el café con tostadas de cada mañana.

Éste es un comportamiento muy diferente al de otros países europeos tal y como ha puesto de manifiesto una encuesta de la consultora Nielsen. España es, con diferencia, el país en el que los ciudadanos acuden con mayor frecuencia al médico para el tratamiento de trastornos menores. Esa frecuencia, además, se ha incrementado en los últimos meses a causa de la crisis pero en otros países no sucede así. En Italia, por ejemplo, como pone de manifiesto la propia encuesta, los pacientes optan por envases más pequeños, más económicos. Es un ejemplo de las cosas que tendrán que cambiar si queremos seguir teniendo el mejor (o de los mejores) sistemas sanitario del mundo.

No se puede pagar todo a todos y todo el tiempo. Es inviable. Por eso es necesario incrementar la financiación sanitaria, revisar la cartera de servicios y establecer copagos, que sirvan de moderadores de la demanda, nunca con objetivo recaudador.