REDACCIÓN Madrid | viernes, 25 de mayo de 2012 h |

Las compañías de distribución de gama completa que operan en España deben reinventarse. O, mejor dicho, deben seguir reinventándose. Y es que, el cambio constante del marco legislativo en el que desarrolla su labor la distribución, así como el resto de los agentes de la comunidad del medicamento, a golpe de reales decreto-ley, ha provocado que el sector haya bajado sus cifras de facturación cerca de un 10 por ciento, lo que ha puesto en “situación crítica” a uno de los pilares básicos del modelo farmacéutico español.

Este descenso en las cifras de negocio ha puesto en una situación crítica a un agente de la comunidad del medicamento que resulta fundamental para mantener el modelo sanitario y que es clave para garantizar el Estado del Bienestar. Además, los almacenes mayoristas no son ajenos a otra serie de avatares que viven otros agentes de la cadena del medicamento, como los impagos a los que se han visto y se ven sometidas en algunas comunidades las boticas.

Sin embargo, pese a estos problemas, la distribución es consciente de la situación económica por la que atraviesa el país y del importante papel que juega y debe jugar dentro del sistema. “La distribución es consciente de que debe colaborar en la sostenibilidad del sistema sanitario, es lo que tiene que ocuparnos en los próximos tiempos, colaborar con la sostenibilidad con todos los agentes y con la Administración”, manifestó tras ser elegido Antonio Abril presidente de la patronal, Fedifar.

A este respecto, los datos ponen de manifiesto que la distribución es una pieza clave para la sostenibilidad del sistema. Así, durante la celebración el pasado mes de octubre del II Foro de Fedifar se demostró que una farmacia debería pagar unos 20.000 euros al año por el servicio que hoy le prestan los almacenes mayoristas, algo que no soportarían más de 6.000 farmacias en España. Es decir, un escenario sin distribución significaría un coste de 769,4 millones de euros para farmacias y laboratorios.

Este coste se situaría por encima de lo que ingresa la distribución por el margen legal de los medicamentos que distribuye, por lo que, la necesidad de su existencia para el SNS se justificaría por sí misma. Unos datos que desconocen los ciudadanos, muchos responsables políticos y algún que otro representante del sector.

Por ello, uno de los objetivos fundamentales es, tal y como comentó Abril, “conseguir que se reconozca la importante labor que realiza la distribución, ya que colabora a que el ciudadano tenga el medicamento que necesita en el menor tiempo posible en cualquier farmacia de España con todas las garantías”. Un paso más a dar para llevar a cabo esa “reinvención”.

Mirar a la industria

En este sentido, y a pesar de que las distribuidoras tienen todavía su principal base de negocio en los servicios que prestan a las farmacias, se debe profundizar en políticas para incentivar la operativa logística a través de servicios a terceros, algo que constituye una apuesta de presente y futuro. Sobre este particular, las circunstancias económicas hacen que sea un momento en el que la distribución tenga que mirar, aún más, a la industria farmacéutica como un aliado imprescindible para hacer frente al presente y al futuro.

Así lo reconocieron todos los representantes de las diferentes distribuidoras. “La industria era, es y seguirá siendo un socio imprescindible para el que quiera competir en el sector de la distribución mayorista y minorista”, señaló, por ejemplo, el director general de Vascofar, Pedro Zumárraga. Y es que, abrir el abanico de servicios a otros agentes u operadores, como los laboratorios, es un punto clave para afrontar con garantías el futuro. Eso sí, sin olvidar que su función principal es abastecer de medicamentos a las oficinas de farmacia.

Sobre este aspecto, ya se manifestó Juan Miguel Díaz, presidente de Nafarco, quien estimó que esta colaboración “es evidente, porque son nuestros proveedores y tendremos que intentar colaborar con ellos, y más ahora que probablemente habrá un cambio en ciertos aspectos de la dispensación en farmacias”. Así, para Díaz, “el papel del farmacéutico y de la distribución cada vez va a ser más importante y deberemos llegar a acuerdos de colaboración”.

Por su parte, Sofía Fuentes del Río, presidenta de Cecofar, también puso de manifiesto que su cooperativa “hace años que mira a la industria como un cliente al que hay que aportar valor”. Y es que, según Fuentes, en Cecofar saben lo que necesitan de la distribución, “y por ello estamos desarrollando servicios que son estratégicos para los dos agentes”.

Además de la relación actual en la que la distribución facilita a la industria servicios de almacenaje, logística, administración y reclamaciones, logística inversa o autotransfer, los mayoristas buscan nuevas soluciones para reforzar esta colaboración. Abril lo tiene claro: “Debemos mirar más hacia la industria porque ahora más que nunca la oficina de farmacia, la distribución y la industria farmacéutica deben ir de la mano”.

Si hay una reclamación histórica de la distribución de amplia gama en nuestro país es la necesidad de establecer unas ‘reglas del juego’ en el que puedan operar. Es decir, de que se desarrolle la Ley de Garantías aprobada en julio de 2006 a través de un Real Decreto de distribución. Una petición que parecía concretarse en julio de 2011, cuando el Ministerio de Sanidad presentó un primer borrador de proyecto de real decreto que, finalmente, casi un año más tarde y con un nuevo gobierno, todavía permanece en el limbo.

“Si a una situación económica difícil añades ciertas incertidumbres por falta de regulación, la situación particular de la distribución es muy delicada. Hay muchas incertidumbres que deben ser resueltas, y llevamos mucho tiempo esperando a que se resuelvan”, se quejaba el director general de Fedifar, Miguel Valdés. Y es que, por ejemplo, esta nueva legislación debería poner negro sobre blanco un aspecto fundamental para este agente de la cadena del medicamento: el derecho al suministro.