alberto cornejo Valencia | viernes, 17 de mayo de 2013 h |

Aunque todas ellas confluyen en una sola, que sería la amenaza para su viabilidad, son múltiples las consecuencias que acarrea para una oficina de farmacia sufrir los impagos de recetas por parte de su administración regional. Por ejemplo, en lo que respecta a la gestión del establecimiento, ¿es posible mantener la estrategia habitual si la farmacia acumula más de cien días sin cobrar las recetas dispensadas en todo ese tiempo? Los farmacéuticos de Comunidad Valenciana y Cataluña, los más afectados por estos impagos, podrían dar fe de que es materialmente “imposible” mantener la gestión de una botica en los mismos términos que cuando entraba liquidez con fluidez. Y, sobre todo, con una periodicidad constante.

“Cuando los impagos se demoran más allá de dos meses, el titular ya debería pensar en revisar toda la estructura de costes e ingresos. Si el periodo de impagos es menor, quizá sí se puede mantener el funcionamiento habitual de la farmacia con leves cambios”, indica al respecto Raquel Escribano, asesora financiera de Asefarma. Consciente de ello, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia, provincia en la que se acumulan cuatro mensualidades y media de impagos, remitía recientemente a sus colegiados titulares una circular en la que se incluían una serie de recomendaciones para la mejor gestión de sus establecimientos mientras persistiesen los mismos. Unas pautas que atendían a múltiples factores, desde el punto de vista financiero, relación con los proveedores y manejo del stockaje de la farmacia.

Algunas de ellas eran drásticas, como la sugerencia de aplazar los pagos a la Seguridad Social y Agencia Tributaria “previa solicitud y valoración del coste financiero de esta decisión”, recordaba el colegio. Otras eran más prácticas, pero podrían ‘chocar’ cara a la opinión pública, como la que sugería “explicar al personal de la farmacia la necesidad de incrementar la venta libre para poder seguir abiertos, aumentar la caja y atender al pago de sus nóminas”. En total, un protocolo compuesto por casi una veintena de actuaciones.

Medidas financieras

El documento del colegio valenciano centra buena parte de sus recomendaciones en el ámbito financiero. Así, se aconseja, entre otras cuestiones, “no poner en juego el patrimonio personal y no endeudarse más, poniendo especial énfasis en no firmar pagarés u otros documentos ejecutivos”. Además, se recomienda crear una hoja de tesorería a modo de calendario de cobros y pagos, en la que llevar un registro semanal de entradas y salidas de operaciones económicas.

Del mismo modo, se sugiere a los titulares que analicen la ventaja de aplazar pagos a proveedores, alquiler del local, suministros y personal financiero. Asimismo, este protocolo defiende que la devolución de cuotas de préstamos personales o hipotecarios “puede ser más ventajosa que la devolución de un recibo a un proveedor, ya que hasta tres meses después del impago de la cuota no se produce la mora del préstamo”.

Respecto al posible aplazamiento de los pagos a Seguridad Social y Agencia Tributaria, desde Asefarma mantienen dudas sobre la idoneidad de la medida. Las mismas que manifestó el consejero de Hacienda de Comunidad Valenciana, Juan Carlos Moragues, al indicar que “se debe tener en cuenta que el segundo semestre del IVA y también el pago fraccionado acaba el 20 de julio, y que el tratamiento del IVA de los medicamentos tiene beneficios fiscales”.

Mayor control del stockaje

Tan importante como adaptar la gestión financiera de la farmacia a la situación de impagos lo es un mayor control sobre el stockaje y todo lo relacionado con el aprovisionamiento de medicamentos. En este aspecto, es recomendable priorizar las relaciones con aquellos distribuidores que ofrezcan las mejores condiciones comerciales, así como reducir la cifra de referencias de los pedidos con el objetivo de “no generar grandes inmovilizados”, indica Belinda Jiménez, miembro del departamento de Gestión Dinámica de Asefarma.

Esta experta también aconseja una mayor atención en el proceso de devoluciones a los mayoristas, ya que “los almacenes han acortado los plazos para estas devoluciones; ahora son diez días en vez de treinta”, al tiempo que recomienda actuaciones semejantes en el caso de productos encargados por el cliente. “Si un producto encargado no se ha recogido en dos o tres días, conviene devolverlo”, afirma. Respecto a los productos de venta libre ya existentes en el stock de la farmacia, esta experta valora incluso la posibilidad de “promocionar incluso a precio de coste los productos que no tengan una buena salida o bien llegar a acuerdos con las distribuidoras para intercambiar estas devoluciones por otros productos”.

Tanto el colegio valenciano como la asesoría Asefarma disponen de recomendaciones respecto al aprovisionamiento de medicamentos de elevado coste. Mientras la institución colegial aboga por no priorizar la compra de este tipo de fármacos, desde Asefarma se aconseja “abastecerse de ellos tras recibir la receta, ya que existe la ventaja que las farmacias reciben varios repartos al día”.

Como si de un efecto dominó se tratase, la falta de liquidez de la Administración genera unos impagos a las boticas que, a su vez, genera falta de liquidez a los titulares de estas farmacias para el pago a terceros: proveedores, arrendatarios, personal… En el intento de conseguir liquidez “inmediata” para afrontar estos pagos sin esperar a recibir el dinero adeudado la Administración, “la búsqueda de líneas de crédito sigue siendo la mejor solución”, como así indica Raquel Escribano, experta financiera de la asesoría especializada en el sector farmacéutico Asefarma. También existe la posibilidad de “renegociar las líneas de crédito ya abiertas con entidades bancarias”, añade.

Asimismo, si el local donde se ubica el negocio está sujeto a alquiler, la responsable financiera de Asefarma aboga por revisar el contrato entre las partes. “Hay alquileres negociados en el pasado que actualmente son desorbitados”, destaca. Asimismo, también se recomienda analizar los recursos humanos. “Se aconseja disponer de un trabajador en plantilla (incluido el titular) por cada tramo de 210.000 euros de facturación anual”, expone Escribano.