Tras casi 30 años trabajando en la industria farmacéutica, y más concretamente en el campo de las vacunas, asumió hace unos meses la dirección general de Moderna. Una compañía que, como él mismo asegura, “va a cambiar el paradigma de la medicina”. La tecnología ARN-mensajero es protagonista de todas sus investigaciones. Porque Moderna no solo es COVID-19; RSV, gripe, vacunas oncológicas o tratamientos personalizados contra el cáncer o en enfermedades raras completan un pipeline que la convierten en una de las compañías más atractivas del sector.  

Juan Carlos Gil, director general de Moderna.

Pregunta. Hasta la llegada de la vacuna ARNm frente a la COVID-19 Moderna era una compañía desconocida para muchos. ¿Cómo ha sido ese cambio y cuáles son sus orígenes?

Respuesta. Moderna es más que la vacuna. Esta ha supuesto una oportunidad para la compañía, pero hay mucho más allá. Moderna nace como lo que los americanos llaman “empresa de garaje”. En 2010 dos ingenieros y un biólogo molecular deciden iniciar un proyecto basándose en la investigación y el desarrollo de vacunas y tratamientos centrados en la tecnología ARN mensajero. Se trata de una tecnología que permite desarrollar vacunas en pocos meses, algo que rompía con los esquemas de lo que hasta entonces se conocía sobre la I+D de vacunas. Se pusieron en contacto con muchas grandes compañías  para colaborar y poder avanzar en el desarrollo de esta tecnología; tenían el conocimiento, pero no los recursos necesarios. Y llegó la COVID-19. Moderna llevaba ya seis años realizando investigaciones con coronavirus del catarro, así que disponían del conocimiento y la tecnología ARNm necesaria para desarrollar una vacuna para la COVID-19 de forma rápida y segura. La FDA apostó por el proyecto y, gracias a la financiación obtenida, la vacuna consiguió iniciar su primer ensayo clínico en humanos en 60 días.  Ha sido un gran hito para Moderna,  hemos pasado de no tener producción en 2019 a  haber producido 857 millones de dosis a finales de 2020. Y esto es realmente un logro importante tanto para Moderna como para todas las personas a las se ha administrado nuestra vacuna. 

P. Esto demuestra que cuando hay recursos los tiempos para producir las vacunas se acortan, ¿no?

R. Hay un aspecto clave que explica la rapidez en la producción de la vacuna: la investigación y la producción se realizó de forma paralela. Al mismo tiempo se estaban realizando ensayos en fase II y en fase III, pero a la vez ya se estaba produciendo la vacuna a riesgo. A esto se suma la versatilidad de nuestra plataforma de ARNm, que ha permitido acelerar los tiempos de desarrollo muchísimo. Además, la plataforma de ARNm tiene la capacidad de adaptación para producir de manera rápida nuevas vacunas frente a las nuevas variantes.

P. Así que Moderna ha llegado para cambiar por completo el concepto que hasta ahora se tenía de la I+D…

R. La palabra que define a Moderna es “cambio”. Vamos a cambiar el paradigma de la medicina, de la prevención, de los tratamientos… Moderna no quiere ser una Big Pharma, el objetivo es ser una compañía dirigida a las personas y formar parte del cuidado de su salud. Y una de las principales prioridades de Stephen Hoge, presidente de la compañía, es desarrollar vacunas frente a  todos los virus que causen infecciones respiratorias y llegar a disponer de una vacuna panrespiratoria, que ofrezca protección frente a todas las infecciones respiratorias, o al menos  las principales, como la gripe, el virus respiratorio sincitial (VRS), rinovirus, entre otras.

P. ¿Por qué las respiratorias? 

R. La mayor parte de las personas que ingresan en un hospital por cualquier enfermedad crónica terminal fallece por una enfermedad respiratoria. Las personas sufren mucho con este tipo de enfermedades. Si logramos reducir en un 30, 40 ó 70 por ciento la incidencia de estas enfermedades respiratorias habituales, desde el catarro, pasando por la gripe o el virus sincitial, ya habremos hecho un gran avance. El COVID ha sido nuestra rampa de lanzamiento, pero tenemos muchas más investigaciones en curso. La próxima vacuna será bivariante, que cubra la de Wuhan y la Omicron; y la siguiente posiblemente sea una que combine gripe, Omicron y Wuhan; y así seguiremos evolucionando con el objetivo de desarrollar una vacuna panrespiratoria. Ese es el futuro a corto plazo.

P. ¿Y a largo plazo?

R. En la actualidad, todavía hay importantes necesidades no cubiertas en materia de virus respiratorios, virus latentes y pandemias mundiales. Por ello, en Moderna estamos desarrollando una cartera de vacunas de primera clase contra los virus latentes para los que no hay vacunas aprobadas en la actualidad, incluidas las vacunas contra el citomegalovirus (CMV), el virus de Epstein-Barr (EBV) y el virus de Inmunodeficiencia humana (VIH).  Nuestro equipo de investigación también está trabajando para llevar a la clínica aún más vacunas contra los virus latentes y estamos convencidos de que estas vacunas tendrán un gran impacto en la calidad de la salud de cientos de millones de personas en todo el mundo.

Además, tenemos un proyecto global muy ambicioso que es tener en 2025, al menos en fase de ensayo clínico, las vacunas contra los 15 patógenos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera de mayor gravedad para la salud pública a nivel mundial. Se trata del VIH, la tuberculosis, la malaria, el chikungunya, el zika, el dengue, la fiebre hemorrágica Crimea-Congo, el ébola, la fiebre hemorrágica de Marburg, la fiebre de Lassa, el MERS, el Nipah, la fiebre del valle del Rift y la fiebre severa con síndrome trombocitopénico

P. Hablabas de la necesidad de adoptar cambios regulatorios para adaptarnos a esta nueva realidad. ¿Crees que esta experiencia conseguirá que esos cambios se adopten con la rapidez necesaria?

R. Yo soy optimista por naturaleza. La reacción tanto de la agencia europea (EMA) como la Aemps aquí en España ha sido realmente ejemplar. Son muy receptivos y son conscientes de las enormes posibilidades que nos ofrece esta tecnología de ARNm. La pandemia nos ha dado una lección a todos y hemos aprendido a trabajar de forma conjunta. Hemos compartido datos entre todos los organismos sin ningún problema siendo conscientes de que lo importante era obtener las vacunas más eficientes lo antes posible y lo conseguimos.

P. ¿Cuáles son los planes de Moderna para España?

R. España es, fuera de Estados Unidos, uno de los países del mundo donde más está invirtiendo Moderna y es un país estratégico para la compañía. De hecho, ROVI ha sido un socio fundamental en el apoyo a la fabricación de nuestra vacuna de ARNm contra la COVID-19 para países fuera de los Estados Unidos. Desde España servimos a 62 países del mundo. Hemos ampliado la colaboración con ROVI durante diez años con una serie de inversiones para aumentar la capacidad de fabricación en las instalaciones de ROVI en Madrid, pudiendo tener capacidad para producir futuras vacunas y medicamentos de ARNm de Moderna.

Además, ya este año también somos capaces de fabricar la sustancia activa en sus instalaciones en Granada.

ROVI es una de las principales compañías del mundo en producción de inyectables y para Moderna es un socio fundamental en el apoyo a la fabricación de nuestra vacuna de ARNm actual y las que estarán disponibles en el futuro.

P. Para terminar. ¿Cómo le gustaría que Moderna acabara este 2022, en cuanto a imagen de compañía, proyectos, etc?

R. Estoy absolutamente contento de cómo nos ha percibido la sociedad. Ahora mismo somos una compañía, una “marca” casi tan conocida como otras grandes.. Somos percibidos como una compañía puntera, innovadora y que ha traído soluciones; que ha venido a ayudar, y eso es realmente lo que somos. Moderna ha venido a ayudar no solo al sistema sanitario, si no a las personas. Yo creo que esto va a trascender el sistema sanitario.


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