El objetivo de cualquier modelo farmacéutico planificado debe ser el abastecimiento seguro y de calidad de medicamentos a la población, para lo que las instituciones del sector son responsables de proponer y liderar las modificaciones necesarias. Así lo ha expuesto la Sociedad Española de Farmacia Rural (SEFAR) en un comunicado sobre la situación y futuro de la Farmacia, quien ha lamentado que “el cada vez más frecuente cierre de farmacias rurales” hace que este objetivo no se esté cumpliendo.

A pesar del compromiso del anterior ministro de Sanidad, José Manuel Miñones, de desarrollar, antes de finalizar 2023, el Programa de Farmacia Rural, aún no se conocen avances y SEFAR denuncia la “falta de iniciativas concretas”. “El objetivo del modelo farmacéutico español es garantizar la calidad del acceso al medicamento de forma universal, equitativa, segura e igualitaria a todos los pacientes. Alejarse de ese objetivo pone en cuestión el propio modelo y exige reformas del mismo”, ha expuesto.

Por tanto, la Junta de Gobierno de SEFAR ha mostrado su preocupación por la situación de las farmacias situadas en las zonas más desfavorecidas y por sus pacientes, así como por el “riesgo de quiebra del modelo español de planificación farmacéutica provocado por la pérdida de capilaridad”.

SEFAR no aceptará, por parte de las instituciones responsables del sector, más dilaciones en la toma de decisiones y en la elaboración de propuestas concretas basadas en los argumentos expuestos en este documento”, ha instado. Y, en este sentido, la sociedad ha reiterado su “voluntad de diálogo”, pero ha tomado la decisión de “acudir directamente a instituciones nacionales y supranacionales para trasladarles la situación actual y sus propuestas”.

Medidas estructurales

SEFAR ha destacado que la sustitución de farmacias rurales por botiquines “no puede ser la respuesta a la problemática existente”. Y es que, tal y como explica, el botiquín es un establecimiento sanitario de carácter excepcional y “no puede convertirse nunca en una solución estructural porque supone una clara discriminación y falta de equidad con nuestros pacientes”.

En este contexto, la sociedad considera necesaria tomar tomar medidas de carácter estructural, más allá de subvenciones y ayudas, “que no solucionan la problemática y que, además, pueden ser entendidas como un signo de fatiga de nuestro modelo”. Así, instan a llevar a cabo este tipo de medidas que posibiliten la viabilidad de las farmacias situadas en esas poblaciones rurales tal y como se ha hecho en otros países de nuestro entorno.

Entre estas medidas se encuentran el establecimiento de fondos de compensación o modificaciones en el modelo retributivo que reflejen la labor asistencial de estas boticas. “Apostar por la vertiente asistencial de la Farmacia Comunitaria oponiéndose, a su vez, a modificaciones de nuestro modelo retributivo es una clara incoherencia”, apunta la sociedad.


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