Las recientes epidemias y pandemias, especialmente la de COVID-19, han puesto sobre la mesa la clara necesidad de actuar bajo el enfoque ‘One Health’, porque la salud humana, animal y medioambiental no pueden abordarse por separado. De este modo, considerando una única salud, se podrá prevenir, predecir, preparar, detectar y responder mejor a las amenazas globales para la salud, tanto a nivel global como europeo.

Las resistencias antimicrobianas (RAM) es uno de esos desafíos presentes y futuros que se debe atajar lo antes posible, con la implicación de todos los sectores. Desde el ámbito de la farmacia comunitaria, la Federación Internacional de Farmacéuticos (FIP) considera que los farmacéuticos pueden adoptar un papel de mayor liderazgo a la hora de enfrentar las RAM.

En este sentido, la FIP ha lanzado una nueva declaración, que actualiza la publicada en 2017, en la que enumera una serie de recomendaciones adicionales. Entre ellas, apunta a tomar medidas para facilitar el registro de antimicrobianos nuevos o existentes, proporcionando incentivos económicos apropiados para fomentar su desarrollo y disponibilidad comercial, y permitir a los farmacéuticos producir antibióticos esenciales en casos de escasez. “También hace un fuerte llamado a los farmacéuticos para que adopten roles de liderazgo en la mitigación de la RAM y el avance de la administración de antimicrobianos”, ha apuntado Manjiri Gharat, vicepresidenta de la FIP.

Fortalecer la educación

Por otro lado, la FIP hace especial hincapié en la necesidad de reforzar la educación sobre las resistencias y la administración de antimicrobianos en el sector farmacéutico. De este modo, considera que se requiere de mejoras continuas en los planes de estudio, la colaboración interdisciplinaria y la experiencia práctica para dotar mejor a la fuerza laboral farmacéutica con los conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para mitigar esta amenaza.

Así, la FIP ha presentado un informe en el que muestra los resultados de una encuesta realizada a educadores, profesionales y estudiantes de 81 países. Así, se desprende que los planes de estudio deben evolucionar constantemente para abarcar temas críticos como farmacogenómica, investigación de eventos adversos, escrutinio de prescripciones y mantenimiento de registros. Y es que, aunque los educadores de farmacia han logrado avances significativos en la concientización sobre RAM, el uso apropiado de antimicrobianos, la prevención de infecciones o las habilidades de administración de diagnóstico, aún quedan áreas de mejora en los planes de estudio.

Del mismo modo, el informe apunta que se debe insistir en los riesgos de contaminación y el seguimiento, así como en el análisis de datos de diagnóstico, la prevención de la transmisión y la notificación de medicamentos de calidad inferior.

Por tanto, los autores del informe sugieren vías para abordar los desafíos que plantea la RAM y continuar desarrollando la fuerza laboral farmacéutica hacia este objetivo, por ejemplo fortaleciendo la vigilancia mediante la mejora de las habilidades para recopilar y analizar datos sobre el consumo de antimicrobianos.

En la Unión Europea, donde la RAM se reconoce como una amenaza importante, las diferentes prácticas de dispensación entre los Estados miembro requieren una intervención, según la FIP. “La iniciativa financiada por la UE del proyecto ‘Paciente feliz’ para optimizar el uso de antibióticos, que abarca intervenciones educativas y mecanismos de auditoría y retroalimentación, demuestra un compromiso con la armonización de las prácticas y la promoción del uso responsable de antibióticos”, expone la FIP en su informe.


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