La Farmacia Comunitaria (FC) es una aliada indispensable en la dispensación de fármacos, información y acompañamiento del paciente con VIH. A pesar de que los antirretrovirales (ARV) para tratar esta infección son prescritos por el médico especialista y se dispensan desde los servicios de farmacia de los hospitales, desde la FC se dispensan otros medicamentos que también pueden necesitar los pacientes con VIH-positivo.

Entre ellos, los antibióticos, medicamentos para la osteoporosis, para disminuir el colesterol, antihipertensivos, antidiabéticos, etc. En este aspecto, Tamara Peiró, coordinadora del Departamento de Nodofarma Asistencial del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), hace hincapié en que es esencial que el profesional esté formado para prestar una atención farmacéutica de calidad. “Tenemos que estar muy bien formados sobre en qué consiste esta infección, cuáles son los primeros síntomas, el propio medicamento, su pauta posológica, si interacciona con otros fármacos…”, insiste la farmacéutica. En este último aspecto, destaca la interacción con fármacos como las estatinas o los inhibidores de las bombas de protones.

Test de autodiagnóstico

Desde el año 2017, las farmacias comunitarias disponen de test, de sangre y saliva, para que la persona realice el autodiagnóstico del VIH en su propio domicilio. Peiró recalca que “aunque lo realice en su domicilio, desde la Farmacia se da una buena orientación para saber cómo lo tiene que utilizar y cómo debe interpretar los resultados”. Además, indica que, aunque son muy fiables, siempre hay que derivar a la persona positiva al médico para que le realice una prueba confirmatoria del diagnóstico. “Son mucho más efectivas en cuanto a identificación e incluso de la cantidad de ARN de este virus que tiene esa persona en su organismo en ese momento”, señala la coordinadora del Departamento de Nodofarma Asistencial del CGCOF.

En el caso de que la persona que se lo haya hecho porque tiene una sospecha y el resultado hubiera salido negativo, también es importante que sepan que pueden caer en lo que se denomina un periodo “ventana”. Peiró incide en que el virus tarda 12 días en empezar a replicarse dentro del cuerpo y, después de ese tiempo, aparece ese periodo ventana en el que nuestro organismo empieza a defenderse de esa infección. “Ahí hay un periodo que puede abarcar desde las tres a las cinco semanas, si nos hacemos el test en ese momento saldría negativo”, relata Peiró. Motivo de ello, en estos casos se debe solicitar a la persona que se haga una prueba de reconfirmación a los meses para saber si era un negativo real o era un falso negativo.

Cribado desde la Farmacia

Actualmente cada vez hay más comunidades autónomas en las que las farmacias participan en cribados para detectar rápidamente a estos pacientes. En concreto, las de Cataluña, País Vasco, Castilla y León, Cantabria, Asturias, Islas Baleares y Ceuta ya han sido habilitadas para desempeñar esta labor. El resultado de la prueba se entrega por escrito y se acompaña de información sobre las opciones disponibles tanto si es positivo, como si es negativo. También desde la FC se está empezando a hacer el cribado de otras infecciones de transmisión sexual como, por ejemplo, la sífilis.

“Cuanto antes diagnostiquemos al paciente, haremos que inicie el tratamiento antes y, con ello, tendrá menos efectos secundarios y se empezará a controlar la infección”, relata Peiró. Según datos proporcionados por ERESVIHDA, en España en torno al 33,5 por ciento de los nuevos diagnósticos se encuentran en el grupo de edad de 25 a 34 años. De hecho, un 28,5 por ciento tenía menos de 30 años en el momento del diagnóstico de VIH y el 10,7 por ciento tenía entre 15 y 24 años.

Sin embargo, los datos obtenidos en el XI Barómetro de Control España “Los españoles y el sexo”, siete de cada 10 jóvenes españoles no se ha realizado nunca una prueba de VIH. De hecho, el 30 por ciento no han acudido nunca a un especialista para revisar el estado de su salud sexual. Una situación que se acentúa más en el caso de los hombres. Además, tres de cada 10 afirman que no suelen acudir a revisión o que, si lo hacen, es porque creen que pueden tener algún tipo de problema de esta índole.

Adherencia farmacológica

Gracias a los ARV, siendo indispensable la adherencia a los mismos, una persona VIH-positivo puede mantener un buen estado general de salud. No obstante, además de la infección por VIH, el paciente suele presentar otras enfermedades y problemas de salud. Los más habituales son alteraciones en sangre, infecciones, osteoporosis, enfermedades cardiovasculares, lipodistrofia, algunos tipos de cáncer o diabetes mellitus. Al respecto Peiró afirma que “la adherencia a los fármacos ha reducido las tasas de morbi-mortalidad. Ahora estos pacientes tienen una esperanza de vida y una calidad de la misma equiparable a la de otro paciente con otra enfermedad crónica”.

Desde la Farmacia Comunitaria, los profesionales también juegan un papel crucial de cara a informar de que, por ejemplo, los suplementos alimenticios, incluidos los multivitamínicos, el calcio y el magnesio, pueden interaccionar con algunos de los nuevos antirretrovirales, como los inhibidores de la integrasa, reduciendo su eficacia y aumentando el riesgo de que el VIH desarrolle resistencias farmacológicas. Por este motivo, es recomendable que consulten con el profesional sanitario antes de tomar cualquier medicamento, para que se pueda verificar que no existe ninguna interacción entre medicamentos.

SPD para garantizar la adherencia

Cuando un paciente está polimedicado, como en la mayoría de estos casos, es más probable que se produzcan errores de medicación y se reduzca la adherencia a su tratamiento. Por ello, desde los servicios de Farmacia, se les ofrece la posibilidad de recurrir al Sistema Personalizado de Dosificación (SPD).

Una vez se ha obtenido el consentimiento del paciente o de la persona cuidadora, se realiza una entrevista en profundidad para conocer los detalles del tratamiento. A continuación, se transcriben los datos recopilados en un programa informático para su gestión, o bien se archivan en formato físico. A partir de aquí, el farmacéutico podrá revisar la medicación y colocar ordenadamente los fármacos en un envase tipo blíster, de forma que el paciente solo tenga que extraerlos en el momento adecuado. Desde la Farmacia, se revisará toda la medicación del paciente para detectar posibles errores de medicación y se realizará también un seguimiento farmacoterapéutico


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