Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. Verdes…cruces. Tantas como 22.100 repartidas (e iluminadas) por cada rincón del país, como bien saben los beneficiarios de ellos: el conjunto de la población. También iluminadas, y con más compromiso si cabe, durante todos estos meses en los que la COVID-19 ha golpeado —y golpea— nuestras vidas. Cruces verdes que queremos…y necesitamos más que nunca.
Esas cruces pueden ser la parte más reconocible, visualmente hablando, de la profesión farmacéutica. Pero no la única. Las batas blancas —otro de sus elementos característicos— se extienden por boticas, hospitales, centros de salud, residencias, laboratorios, industrias, distribuidoras, administraciones… Así hasta 75.260 ejemplos en España.
Todos ellos tienen cada año en el 25 de septiembre el reconocimiento de toda la sociedad con la conmemoración de su Día Mundial. El lema de este año, en plena pandemia de la COVID-19, no puede ser más acertado: Transformando la salud global. Con su labor asistencial y la prestación de nuevos servicios profesionales, con la investigación que se fomenta en todos los ámbitos de ejercicio, con el uso de las nuevas tecnologías en su práctica, con su alineación con los ODS… Y es que, para transformar la salud global, la profesión farmacéutica ha sabido primero transformarse ella.
Para “transformar la salud global”, la farmacia ha sabido primero transformarse a sí misma. Pero la transformación debe continuar y es ahí donde las autoridades deben tener voluntad
Pero la transformación debe ser contínua. Más aún ante la situación y retos sin precedentes que exige la pandemia. Esta misma semana, el Consejo General de Farmacéuticos lanzaba un “llamamiento urgente” a todas las autoridades sanitarias “sin excepción” para que se faciliten “sin demora” nuevas funciones que potencien el rol de las farmacias en la Salud Publica y en la lucha contra la COVID-19: facilitar la vacunación frente a gripe en boticas —y no vivir así al margen del contexto internacional—, realizar test de COVID-19, integrar a los farmacéuticos en los equipos de rastreadores, dotarles de más autoridad en actuaciones que descongestionarian los centros de salud… La profesión no necesita convencerse de que puede hacer más. Ya lo está.
En el mensaje público de felicitación a los farmáceuticos por su Día Mundial, Salvador Illa hace saber que “tienen todo el apoyo y reconocimiento del Ministerio”. ¿Y confianza? La farmacia ha lanzado el guante. Una vez más.
¡Felicidades a toda la profesión por vuestra labor!