En las últimas semanas se ha prodigado la publicación de documentos e ideas en relación con la llamada política farmacéutica. Mientras esperamos las conclusiones definitivas de la Comisión de Reconstrucción, destaca el Documento de Consenso del Comité Asesor para la Financiación de la Prestación Farmacéutica del SNS de fecha 2 de junio y disponible en la página web del Ministerio.

El documento se titula “Propuesta de Líneas Estratégicas de Trabajo 2020-2021” y lista una serie de temas que el Comité considera preciso abordar a medio plazo para una mejora viable de las estrategias de precio y financiación de medicamentos. Sobre cada uno de estos temas, el Comité se propone aportar objetivos, criterios e indicaciones fundamentales para su desarrollo. La metodología de trabajo que se propone seguir el Comité parece muy rigurosa, y la identificación de las líneas estratégicas es muy completa. Sin perjuicio de un análisis más detallado en otro contexto, me permito compartir dos reflexiones que me ha provocado la lectura del documento.

La primera reflexión es que tiene todo el sentido que el Comité destaque la necesidad de que las administraciones cuenten con mayores recursos. Los procedimientos relacionados con la financiación y precio de los medicamentos cada vez son más complejos, y su gestión requiere necesariamente de más medios. Sin más recursos y sin más personal será muy difícil avanzar.

tiene sentido que el Comité destaque la necesidad de que las administraciones cuenten con más recursos. Los procedimientos relacionados con financiación y precio de los medicamentos cada vez son más complejos, y su gestión requiere necesariamente de más medios

La segunda es que entiendo que la primera línea estratégica se centre en medidas orientadas a mejorar la eficiencia en la compra de medicamentos, las cuales mayoritariamente se centran en reducir su precio. Al fin y al cabo, la Ley señala que la función del Comité es “proporcionar asesoramiento, evaluación y consulta sobre la pertinencia, mejora y seguimiento de la evaluación económica necesaria para sustentar las decisiones de la Comisión Interministerial de Precios de los Medicamentos”. No me gusta, sin embargo, que esta línea estratégica se titule “Politicas para fomentar la competencia”.

No discutiré que es muy importante que la compra de medicamentos se haga de la forma más eficiente posible, pero en el sector farmacéutico, y más actualmente, si hablamos de fomentar la competencia me parece mucho más interesante fomentar que las empresas compitan por desarrollar mejores productos, por fabricarlos mejor (si puede ser, en la Unión Europea), por evitar desabastecimientos y por gestionar su ciclo de vida (incluyendo en este ámbito la prescripción, la dispensación, la evaluación de resultados, la adherencia a los tratamientos, y otras cuestiones conexas) de una forma más moderna, más orientada al paciente y también a facilitar la labor de los profesionales sanitarios y de las entidades gestoras.

En todos estos aspectos es muy necesario que las administraciones fomenten la actividad empresarial y la colaboración público-privada; y que al hacerlo velen porque las empresas compitan de forma leal, con ese punto de valentía y agresividad que es tan necesario para impulsar mejoras. En mi opinión, sería mucho más interesante que las políticas para fomentar la competencia se centrarsen en estos aspectos, que el episodio de la Covid-19 ha demostrado que son mucho más relevantes que el precio.


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