Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2030 habrá una carencia de aproximadamente 18 millones de profesionales de la salud en todo el mundo. Y es que, en la actualidad, el número de personas que necesitan asistencia humanitaria asciende a una cifra récord de 130 millones. Además, las pandemias, tales como la COVID-19, representan una amenaza mundial.

Al menos unos 400 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a los servicios de salud más esenciales y, cada año, unos 100 millones de personas se ven sumidos en la pobreza por los gastos que implica costearse la atención de salud. Por ello, desde la OMS apuntan que es necesario encontrar urgentemente estrategias innovadoras que vayan más allá de las respuestas convencionales del sector de la salud.

En respuesta a todas estas cifras, desde la OMS han presentado un documento con una actualización de las directrices sobre intervenciones de autocuidado para la salud y el bienestar, donde recomiendan que estas se utilicen en todos los países y entornos económicos como elementos críticos para lograr la cobertura sanitaria universal (CSU), promover la salud, preservar la seguridad mundial y servir a las poblaciones vulnerables.

Según explican los objetivos principales de estas directrices son brindar recomendaciones basadas en evidencias científicas sobre intervenciones de autocuidado claves para la salud pública, brindar declaraciones de buenas prácticas sobre cuestiones programáticas, operacionales y de prestación de servicios clave y aportar consideraciones clave sobre temas para orientar futuros procesos de investigación.

Intervenciones

La mejora de los servicios prenatales durante el parto y posnatales es la primera intervención que propone el documento queriendo reducir el número de cesáreas no necesarias y síntomas en el embarazo como náuseas, vómitos, pirosis, lumbalgias o dolores pélvicos.

En este sentido señalan que la educación en salud para las mujeres es un componente esencial de la atención prenatal por lo que recomiendan intervenciones educativas, que se brinden talleres de capacitación sobre el parto y que exista un programa sobre relajación impartido por enfermeras. Asimismo, recomiendan practicar ejercicio regularmente durante todo el embarazo para evitar dolores, que esté disponible la autoadministración de suplementos de ácido fólico y de hierro como alternativa a la provisión de estos suplementos por parte de un profesional de la salud.

Como nueva consideración, se incluye que, en el caso de las mujeres embarazadas con hipertensión sin proteinuria, es posible que el autoanálisis de la orina en casa brinde algunos beneficios en comparación con la atención hospitalaria para determinar si existe proteinuria, “pero es preciso que los clínicos encuentren un equilibrio entre esta medida y la carga adicional que supondría para la persona”.

Por otro lado, como novedad la OMS también sugiere que esté disponible el automonitoreo de la glucemia durante el embarazo para las personas con diagnóstico de diabetes gestacional.

La eliminación de los abortos peligrosos es la segunda intervención que fija el texto. Aquí, la OMS sugiere la autoevaluación del cumplimiento de los criterios de idoneidad para el aborto médico en el contexto de una investigación rigurosa. Así como aplicar tratamiento con mifepristona y misoprostol sin supervisión directa de un profesional de la salud en circunstancias específicas. “Se recomienda esta opción cuando las mujeres pueden acceder a una fuente de información precisa y a un profesional de la salud si lo necesitaran o desearan en cualquier etapa del proceso.”

La Organización Mundial de la Salud también pone el foco en la lucha contra las infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, las infecciones del aparato reproductor, el cáncer cervicouterino y otras enfermedades ginecológicas. En este sentido, incluye como nueva consideración el acceso en las farmacias a la profilaxis anterior a la exposición (PeEP) para la prevención del VIH.

Así, señalan que “es indispensable que exista disponibilidad y acceso equitativo a la PrEP, además de que se brinde información sobre su uso para garantizar una mayor aceptación”.

En la promoción de la salud sexual también se detiene sugiriendo la autoadministración de hormonas para la reafirmación de género dirigida a las personas transgénero o de género diverso. Del mismo modo, en las enfermedades no transmisibles, incluidas las cardiovasculopatías, el cáncer y la diabetes, la OMS recomienda el automonitoreo de la presión arterial para el manejo de la hipertensión, así como el automonitoreo de la coagulación sanguínea para determinados pacientes que toman anticoagulantes orales. Además, recomiendan que se ofrezca el automonitoreo de la glucemia a las personas con diabetes de tipo 1 y tipo 2 que usen insulina según la necesidad clínica de cada persona.

Buenas prácticas del autocuidado

Por último, incluye una serie de recomendaciones sobre buenas prácticas relativas a la aplicación y consideraciones programáticas de las intervenciones de autocuidado. Entre ellas la OMS destaca que los servicios de salud y las intervenciones de autocuidado de buena calidad deberían “estar disponibles, ser accesibles, asequibles y adecuados para las poblaciones desatendidas y marginadas sobre la base de los principios de la ética médica, la evitación de estigmatizaciones, coacción y violencia; la no discriminación; y el derecho a la salud”.

Asimismo dejan claro que los países deberían examinar y, cuando sea necesario, revisar sus leyes, políticas y reglamentaciones para garantizar que se disponga ampliamente de intervenciones de autocuidado de alta calidad en la comunidad, que sean accesibles para todas las personas sin discriminación por parte de profesionales de la salud que trabajen en servicios públicos, privados y comunitarios, y que sean adecuadas para los usuarios.


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