carlos b. rodríguez Madrid | viernes, 23 de noviembre de 2012 h |

Será importante estudiar las repercusiones a corto y largo plazo de las medidas de recorte en los sistemas europeos

Según el informe, el gasto en Farmacia puede reducir la necesidad de hospitalizaciones e intervenciones costosas

La crisis económica y las crecientes restricciones presupuestarias han añadido presiones sobre los sistemas sanitarios en muchos países europeos. Los más afectados han tomado una serie de medidas para reducir el gasto público en salud, que en última instancia han cambiado la fotografía que hasta ahora reflejaba la realidad de los sistemas sanitarios. El punto de partida del cambio es 2010, objeto del segundo informe Health at a Glance, elaborado por la OCDE y la Comisión Europea. ¿El nuevo mapa? El cambio la tendencia evolutiva del gasto se ha visto reflejado en reducciones de precios, restricciones presupuestarias para los hospitales, oleadas de recortes en el gasto farmacéutico y un cambio en el equilibrio entre la financiación pública y privada de la asistencia sanitaria.

La conclusión del estudio, en base a unos datos que son únicamente el origen de unas medidas de recorte que se han agudizado desde 2010, es clara: será importante estudiar estrechamente, según los autores, las repercusiones a corto y a largo plazo de dichas medidas sobre los objetivos fundamentales de los sistemas sanitarios en los países europeos. Unas medidas que consisten en garantizar un acceso adecuado y en la calidad de la atención sanitaria.

Punto de inflexión

En la UE, el gasto sanitario per cápita aumentó de media un 4,6 por ciento anual en términos reales entre 2000 y 2009. Este último año ya había comenzado a reducirse en Estonia e Islandia, los países que se habían visto más afectados por la crisis económica. Pero en 2010 tuvieron lugar recortes más profundos y generalizados. El aumento del gasto sanitario per cápita se ralentizó o incluso se detuvo en términos reales en 2010 en casi todos los países europeos, bajando un 0,6 por ciento de media.

Como consecuencia de este crecimiento negativo, el porcentaje del PIB destinado a asistencia sanitaria se estabilizó o disminuyó ligeramente en muchos Estados miembro, que en 2010 destinaron una media del 9 por ciento de su PIB a la asistencia sanitaria. La cifra sigue suponiendo una importante subida sobre el 7,3 por ciento que se destinaba en 2000, pero es ligeramente inferior al 9,2 por ciento alcanzado en 2009.

El gasto farmacéutico suponía de media una quinta parte (un 19 por ciento) de todo el gasto sanitario europeo y ha sido uno de los primeros damnificados por las medidas anticrisis de los gobiernos. Suponía un 1,6 por ciento de media dentro del PIB europeo en 2010, compensando el peso que la factura mantenía por debajo del 1 por ciento en países como Dinamarca, Luxemburgo o Noruega, con otros en los que el peso superaba el 2 por ciento del PIB nacional, como en Bulgaria, Hungría, la República Eslovaca y Serbia.

Entre 2000 y 2009, la factura creció de media un 3,2 por ciento anual en términos reales. Al igual que ocurrió con el gasto sanitario, este incremento se congeló en 2010. El recorte fue especialmente notorio en varios países. Por ejemplo, en Irlanda el gasto farmacéutico per cápita creció una media del 8 por ciento anual entre 2000 y 2009, pero se redujo al 2 por ciento en el año 2010, tras la introducción de varias medidas de control.

No es el único ejemplo. Muchos otros países seriamente afectados por la crisis también redujeron drásticamente su gasto farmacéutico en el año 2010: Islandia (un 6,3 por ciento), Lituania (un 4,6 por ciento) y Portugal (3,3 por ciento). Junto a ellos, se situaban los países, como España, que apostaron por controlar la factura antes incluso de que la recesión hiciera mella en sus cuentas. Los mecanismos empleados fueron los controles directos de precios y volúmenes en farmacias y consultorios, así como políticas dirigidas a productos específicos: un nuevo sistema de fijación de precios en Alemania; rebajas de precios para los genéricos y descuentos para innovadores en España; reducciones de precio como variable de ajuste para contener el crecimiento del gasto en Francia, o los topes en los beneficios de las compañías en función de las ventas del NHS en el Reino Unido.

Los autores del informe reconocen la precaución con la que hay que afrontar los recortes en el gasto farmacéutico, cuya relación con los otros componentes del gasto sanitario definen como “compleja”. Según su opinión, los incrementos en la factura farmacéutica pueden reducir la necesidad de hospitalizaciones más costosas e intervenciones, tanto a corto como a largo plazo.

Junto a los recortes en el gasto farmacéutico, la generalización de la crisis en los países europeos también se ha visto reflejada en los cambios sufridos en los componentes público y privado que se reparten la financiación del gasto sanitario. Pese a que la financiación pública sigue a la cabeza, los recortes en el gasto han limado su peso total, especialmente en algunos países: en Irlanda, el gasto público bajó seis puntos porcentuales entre 2008 y 2010. Otras caídas sustanciales se observaron en la República Eslovaca y Bulgaria.

Junto a ello, la crisis ha impulsado la participación privada con el incremento de copagos. Tras la financiación pública, son la principal fuente de financiación para el gasto sanitario. En 2010, el porcentaje de copagos más elevados estaban en Chipre, Bulgaria y Grecia. Los más bajos se ubicaban en Países Bajos, Francia y Reino Unido.

La República Eslovaca (ver tabla) experimentaba en 2010 el mayor incremento en el porcentaje de gasto sanitario con cargo a las economías familiares, con un incremento del 15 por ciento entre 2000 y 2010. También Chipre, Bulgaria y Malta incrementaron mucho sus copagos. En general, el porcentaje del gasto por este concepto ha crecido en la última década en aproximadamente la mitad de los países europeos, mientras decreció en la otra mitad, al menos hasta 2010. La tónica creciente a partir de entonces tendrá que esperar a otra edición del Health at a Glance.