Las comunidades autónomas encuentran diversos ámbitos en los que la colaboración con las compañías farmacéuticas sería clave

La industria ofrece fórmulas de trabajo en las que con una relación “honesta” salga beneficiado tanto el sector como las autonomías

| 2010-12-03T15:39:00+01:00 h |

Carlos Arganda

Madrid

Nunca como ahora se había escenificado tanto la necesidad de colaboración estrecha entre administraciones públicas e industria farmacéutica, con el objetivo de apuntalar el Sistema Nacional de Salud (SNS) para asegurar la sostenibilidad de la prestación y la de las propias compañías farmacéuticas. “Sin colaboración público-privada no hay progreso”, llegó a asegurar Jordi Ramentol, presidente de Farmaindustria, en su intervención durante una jornada organizada por la consultora A.T. Kearney la semana pasada en Madrid.

Según Ramentol, si muchas de las decisiones que se han tomado en los últimos tiempos se hubieran hablado con el sector, se podría haber llegado “a los mismos resultados pero el sector estaría mucho más cohesionado”. En este aspecto coincidió Esteban Plata, director general de Abbott en España, que llamó a desterrar las decisiones unilaterales, “siempre menos efectivas que las bilaterales”.

Por este motivo, el presidente de Farmaindustria reclamó poder “trabajar conjuntamente con las administraciones públicas, como un stakeholder más”. Una colaboración que sería buena “para el país, las empresas y el SNS”, y que debería asegurar una política económica predecible, ya que, según Ramentol, no se puede estar “cada día improvisando medidas”. Una previsibilidad que es especialmente importante en la industria farmacéutica dados los extensos plazos de desarrollo de un medicamento, tal y como apuntó Plata.

El director general de Abbott también expuso algunas de las iniciativas que desde su compañía se llevan a cabo en colaboración con las administraciones públicas en el ámbito de los trastornos musculoesqueléticos o la enfermedad renal y que dan como resultado una mejoría de la salud e importantes ahorros económicos.

Por su parte, Laura González-Molero, presidenta de Merck en España, mostró su preocupación por el momento actual, en el que está habiendo “cambios bruscos y radicales” a los que tiene que hacer frente la industria farmacéutica. Por ello, llamó a diseñar un nuevo modelo competitivo y sostenible en el que será necesario “colaborar y entenderse” con las administraciones públicas, un modelo win-win con una relación “honesta” por ambas partes. Esta colaboración, junto con nuevos modelos de gestión son una de las principales “claves del éxito” siempre que se “impregnen de innovación en sus procesos”, explicó González-Molero.

No obstante, la implantación de modelos win-win tiene todavía mucho que avanzar, ya que, según explicó el presidente de Farmaindustria, resulta poco esperanzador tener que explicar todavía a día de hoy que es imprescindible que las compañías tengan una rentabilidad. Según él, debería quedar claro que es imposible que, en un Estado de bienestar la “Administración funcione sin empresas”. Unas empresas que son “vitales” entre otras cosas para poder absorber los millones de desempleados existentes en nuestro país.

Transformación del SNS

Pero la necesidad de colaboración entre las administraciones públicas y las compañías farmacéuticas no es solo una demanda de los representantes de la industria. Luis Rosado, director gerente de la Agencia Valenciana de Salud (AVS), llegó a asegurar que la supervivencia de administraciones públicas e industria está estrechamente unida y sólo se asegurará profundizando en la colaboración entre ambas partes. Rosado explicó, además, la delicada situación de un sistema “que da la sensación de no ser solvente” por su propias características de universalidad, su cartera de servicios y la frecuentación que presenta.

Por ese motivo y debido a la insuficiencia financiera, desde hace tiempo la AVS ha estado trabajando en nuevas formas de gestión, que incluyen entre otras cuestiones reducir la variabilidad de la práctica clínica, el establecimiento de una central de compras y, en los próximos tiempos, un cambio que hará que la AVS “actúe con actitud empresarial”.

Por su parte, el consejero de Sanidad vasco, Rafael Bengoa, que presentó las líneas de la “Estrategia de la cronicidad” elaborada en el País Vasco, destacó que el sistema sanitario debería abordar una serie de cambios organizativos muy relevantes. Según él, la sanidad utiliza tecnologías y medicamentos de 2010 con una maquinaria, un ‘chasis’, de 1970, por lo que “el sistema chirría”. Entre otras cosas, el consejero vasco explicó que había que cambiar la mentalidad del paciente para que sea más activo en relación a su enfermedad y proceda a su autogestión. En este ámbito, la industria podría tener un papel de colaboración, “estar a bordo de esos cambios”, explicó Bengoa.

Por otro lado, David Elvira, director general de Recursos Sanitarios de CatSalut, animó a mejorar las vías de colaboración entre la industria y los gestores sanitarios, tanto en los ámbitos de la información como en lograr un pacto sobre la innovación para que las necesidades de los gestores sanitarios se vean reflejadas en las investigaciones de las compañías.