| viernes, 22 de julio de 2011 h |

Antonio González es periodista del diario ‘Público’

Cuando la semana pasada la ministra de Sanidad, Leire Pajín, presentó el nuevo paquete de medidas planteadas al Consejo Interterritorial para ahorrar 2.400 millones adicionales, explicó que en el capítulo farmacéutico, pese a los recortes del pasado año, todavía hay “margen” para reducir el gasto en medicamentos. La ministra tiene razón en lo del margen, aunque se trate de un margen cada vez más exiguo, y también es cierto que posiblemente la solución de la prescripción por principio activo haya sido la única salida que le quedaba para salir airosa de la encerrona en la que le había metido Pilar Farjas y su cataloguiño.

Sin embargo, cuando está en riesgo como nunca la sostenibilidad del conjunto del sistema sanitario público no deja de ser una pena que las medidas que toman o que proponen los responsables políticos del ramo se centren siempre en lo mismo, la farmacia, como si no hubiera otros aspectos de la asistencia sanitaria y la financiación del sistema que no tuvieran también margen de mejora, y en ocasiones mucho más importante. Ya sé que se habla de “dar pasos adelante” a favor de avanzar en el camino de potenciar los acuerdos para lograr en el futuro inmediato tal o cual medida, pero lo que ahora necesita el sistema son medidas contundentes, efectivas y aplicables en el corto plazo, como las que se aprueban cada equis tiempo en farmacia.

Sé también que las competencias del Ministerio de Sanidad son las que son, y que, por ejemplo, hacer las modificaciones legales necesarias para dotar a la sanidad de los fondos finalistas que necesita requiere de un acuerdo que excede las capacidades del Consejo Interterritorial. Pero nada es imposible en democracia si hay suficiente voluntad política, y la expresada el pasado jueves en Madrid por responsables sanitarios de partidos de muy distinto signo debería trasladarse también a sus homólogos que trabajan donde se corta de verdad el bacalao de las dotaciones presupuestarias. No vale con decir que se va a trasladar al Consejo de Política Fiscal y Financiera tal o cual propuesta, hay que acordar las medidas de forma conjunta desde el principio con la parte económica del Gobierno y las comunidades si de verdad se quiere asegurar de una financiación estable al sistema.

Al mismo tiempo, nada debería haber impedido en los meses pasados haber abordado cuestiones que sí dependen de las políticas sanitarias, como la puesta en marcha de un nuevo modelo de retribuciones para los médicos basado en la productividad; la evaluación rigurosa del coste efectividad de prestaciones y productos sanitarios; la interoperabilidad de historias clínicas y tarjetas sanitarias; las compras centralizadas o la revisión del copago farmacéutico, entre muchas otras.

Y todo esto sin olvidar la transparencia. No se puede tratar de salir de un agujero cuando uno tiene los ojos vendados y no conoce con exactitud la profundidad del mismo. Y es que hasta que, por un lado, no salgan a la luz todas las facturas que quedan ocultas en los cajones y por otro no se identifique qué es lo que no funciona como debería no haremos más que poner parches a un muñeco que lo que necesita es un traje nuevo.