Miles de alumnos se dieron cita el pasado sábado para presentarse al examen a Farmacéutico Interno Residente (FIR), que este año suma 308 plazas para 1.599 aspirantes, es decir, una vacante para cada 5 examinados. La prueba ha resultado ser controvertida en su forma y fondo y ha generado desazón entre los participantes. El motivo, tanto para estudiantes como preparadores, se encuentra en que esta última convocatoria ha traído preguntas más exigentes, enunciados y respuestas más confusas y extensas, o más protagonismo de casos clínicos de lo esperado.

El contenido temático de la prueba ha sido el mismo que otros años, también la proporción de preguntas por asignatura ha sido la habitual. El cambio que ha supuesto este último FIR es que el modelo de examen ha variado mucho respecto a los anteriores. Un examen orientado a la parte clínica, circunstancia que no esperaban los profesores ni los alumnos. Una mayor complejidad que también ha quedado patente en enunciados más largos y respuestas más enrevesadas.

Examen más clínico

“Ha sido más difícil que otros años, sobre todo menos intuitivo”, resume Alicia Acedo, coordinadora de la academia GoFIR. Una valoración que también comparte Cris Ronchera-Oms, tutor en la escuela FarmaFIR, para quien esta prueba “ha sido más complicada, requería de más tiempo y atención”. Ambos formadores destacan que el peso de los casos prácticos no era frecuente en anteriores convocatorias. Rochera explica que ha habido “preguntas más específicas, profundas y clínicas”. Acedo también hace hincapié en ello: “Han sido enunciados más largos y muy de casos clínicos que no solían caer en el FIR”.

El consenso entre los docentes es que les ha sorprendido el formato del ejercicio, aunque creen que esta decisión puede estar, en parte, justificada al enfocarlo a un futuro profesional más práctico que académico. “Es verdad que ha pillado de nuevas y te saca de la zona de confort, pero está más conectado con la realidad a la que se van a enfrentar los farmacéuticos”, comenta Cris Rochera.

Por su parte, Alicia Acedo reconoce que no esperaban “que lo llevaran por ese camino”, aunque considera que, en general, las “oposiciones en FSE se tiende cada vez más hacia la parte clínica. No sé si es peor o mejor, pero tiene sentido”.

Malestar entre los estudiantes

“Lo que nos transmiten los estudiantes que es que se han preguntado cosas que no se esperaban y ha sido una prueba más difícil y larga que otros años”, explica Ana María Mitroi, presidenta de la Federación Española de Estudiantes de Farmacia (FEEF). Javier Leal, miembro de la propia Federación, se ha presentado a un examen que define como “duro, largo y clínico”, con mucho peso de Fisiología, Farmacología y Bioquímica. Considera que el nivel de exigencia no se corresponde con años anteriores.

“Poca gente está preparada para un examen de ese tipo porque nunca se ha hecho así. Nos ha pillado de sorpresa y, en modo general, para mal”. Javier habla en su nombre y en el de otros compañeros de profesión que están descontentos por unas preguntas que “nunca se habían planteado de esa manera” y que han desconcertado tanto a aspirantes como academias.

¿Qué efecto tendrá este examen en el futuro? Javier admite que a la larga puede ser positivo porque “ayudará a saber lo que puedes encontrarte en un hospital, a extender tus cualidades y capacidades”, pero a corto plazo ha generado en los opositores “una sensación de malestar general”. Lo que está claro es que esta orientación hacia el aspecto clínico de la profesión en el examen FIR obligará a todos, estudiantes y formadores, a evolucionar en la preparación de las futuras convocatorias.


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