Si hay un lema o reivindicación que ha puesto en valor el papel de la red de farmacias en 2020 es el de “la cruz verde no se apaga”. No hay mejor forma de definir el servicio ininterrumpido e incansable que han prestado estos establecimientos (sus profesionales, tanto monta) en los peores momentos de la pandemia.

Que la cruz verde haya permanecido siempre encendida es sinónimo de atención permanente, resolución de problemas… Pero no lo es, por contra, de rentabilidad asegurada. Lo saben bien las farmacias rurales y, en el caso concreto de este 2020, lo han experimentado otros tipos de perfiles de boticas que se han visto afectadas de pleno por las medidas restrictivas de movilidad o ceses de actividad de sectores que han tenido (y tienen) lugar en el marco de la gestión de la pandemia.

De hecho, según un análisis de la consultora Asefarma, “todas las farmacias han sufrido variaciones en la facturación respecto a 2019 a consecuencia del COVID-19 pero se han visto afectadas de manera distinta o desigual según su ubicación”, indica su responsable del departamento Contable, Patricia Fernández.

Farmacias “de barrio”

Solo las farmacias “de barrio” habrían conseguido capear la crisis económica aparejada a la crisis sanitaria. Según la valoración de Asefarma, la facturación en estas boticas se ha visto notablemente incrementada “debido a que la gente durante el confinamiento iba a su farmacia más cercana dejando de lado a las de paso en su día a día”.

Farmacias en centros comerciales

Por ejemplo, las farmacias de paso o situadas en centros comerciales han cerrado el año con una facturación más baja ya que durante el periodo de confinamiento su actividad disminuyó mucho. Una situación que podría ser extrapolable a las ubicadas en aeropuertos, estaciones, etc.

Actualmente, con motivo de la tercera ola, diversas CC.AA han decidido volver a cerrar al público los centros comerciales o limitar la actividad en ellos. Aunque establecimientos esenciales dentro de ellos como las farmacias pueden permanecer abiertos, no cabe duda que el tráfico de personas queda minimizado sobremanera.

Cercanas a centros de salud

Son muchos los ciudadanos que, al salir de una consulta médica en la que se les ha prescrito medicamentos, tienden a acudir a la farmacia más próxima al centro a retirarlos. El cierre (o reducción de actividad) de los centros de salud o la renovación automática de las recetas a crónicos ha significado por ende, la reducción de estas situaciones y la consecuente merma de la facturación de estos establecimientos. Huelga decir, no obstante, que estos establecimientos sí ‘mantienen’ los pacientes residentes en el entorno del local.

Farmacias turísticas

El bloqueo total al turismo —en especial el foráneo— que ha estado en vigor periódicamente en determinadas CC.AA que ‘viven’ de este sector ha afectado de pleno, no podía ser de otra manera, a las farmacias ubicadas en zonas turísticas cuya facturación depende casi en exclusiva de esta población flotante y la venta libre.

En muchos casos, estos establecimientos han procedido, directamente, al cierre temporal ligado al mantenimiento de restricciones.